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Entrevista

Javier Navarro: "La empresa familiar ha perdido el miedo a las operaciones de fusión"

«Hoy hay en València familias más ricas que hace cuatro años» por las mayores ganancias empresariales

Javier Navarro: "La empresa familiar ha perdido el miedo a las operaciones de fusión"

Tres lustros cumple este año Javier Navarro al frente del banco de inversión GBS Finance en la Comunitat Valenciana. Se trata de una entidad fundada a principios de los años noventa por Juan Antonio Samaranch, hijo del que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). Navarro (València, 1962) realizó sus estudios en la escuela de negocios Esade de Barcelona y en 1984 estuvo a punto de ser olímpico en vela en los juegos de Los Ángeles. Solo había una plaza por categoría y país y la de la clase 470 le correspondió al indiscutible Luis Doreste, a la postre campeón. GBS Finance está en pleno proceso de internacionalización, con la previsión de que en cuatro años el 80 % del negocio venga del exterior.

La firma ha participado en significativas operaciones en la Comunitat Valenciana. Entre ellas, el asesoramiento a Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia, en la adquisición de un 30,5% a CaixaBank; en la venta de activos logísticos de Miquel Alimentació a Pavasal; a Secopsa para la venta de su división de centros deportivos a Atitlán; a Natracéutical en la venta de una participación al fondo Inversiones Ibersuizas; o al Bank of America Private Equity en la compra de Porcelanatto.

GBS Finance se dedica, entre otras misiones, al asesoramiento en fusiones y adquisiciones. ¿Han perdido ya las empresas familiares valencianas el miedo a entrar en este tipo de operaciones?

Totalmente. Hace quince años había cierto respeto a dejar entrar a algún socio en la compañía y ahora mismo se ve como un factor de mejora y refuerzo del desarrollo de la empresa. ¿Por qué? Ha habido un cambio generacional. La mayoría de las empresas ya está en tercera generación, un grupo de gente más formada y más abierta. El número de operaciones corporativas que estamos viendo en la Comunitat Valenciana se ha disparado. Debemos estar en máximos históricos. Hay transacciones de todo tipo, desde familias que quieren desentenderse de la gestión hasta quienes buscan un socio financiero y siguen gestionando la compañía pero con un apoyo mayor que les permita expandirse.

La Comunitat Valenciana fue una de las autonomías más castigadas por la crisis. Sin embargo, en los últimos tiempos parece haberse convertido en tierra de promisión para las sociedades que gestionan patrimonios, grandes y no tan grandes. ¿Por qué?

Totalmente de acuerdo. Sufrimos mucho la crisis pero porque nos volcamos mucho en el inmobiliario, con elevadas tasas de endeudamiento. Ahora nos encontramos con un resurgir de la industria -en 2008, el 50 % de las empresas estaba en pérdidas y ahora muchas de ellas se encuentran en fase de expansión-, el turismo va viento en popa, la construcción empieza a recuperarse y la agroalimentación también está en fase expansiva. Estamos viendo que hay un proceso de concentración de grupos para ser líderes en sus nichos de negocio porque es la única forma de poder competir a nivel internacional. En consecuencia, si la economía se ha recuperado, el dinero fluye, hay mayor acumulación de patrimonio y más mercado.

¿Qué tipo de clientela tiene (y busca) GBS Finance en la Comunitat Valenciana?

Buscamos familias con altos patrimonios, a partir de 10 millones, y queremos preservar el capital. No queremos que tengan beneficios extraordinarios, sino que mantengan su patrimonio, que no es fácil en la actual coyuntura, con los tipos tan bajos y con un mercado bursátil que no está barato. A las familias valencianas les gusta diversificar. Una parte inmobiliaria, otra financiera y otra empresarial.

¿Hay muchas familias con esa riqueza?

Pues es equivalente a lo que significamos en PIB. O sea, un 10 %. Lo importante es que está mejorando la situación desde hace cuatro años. Hoy hay en la Comunitat Valenciana familias más ricas. Entre otros motivos, porque están ganando más dinero gracias a la mejora de la economía y de sus empresas.

Otro de sus nichos de negocio es ayudar en el desarrollo de proyectos de «startups» propios o ajenos . ¿Hay peligro de burbuja en el mundo de los llamados emprendedores o simplemente es que ahora les prestamos una atención que antes no despertaban?

Una «startup» se diferencia de un proyecto empresarial en que es disruptivo, porque utiliza nuevas tecnologías para hacer lo de antes de una forma distinta. Proyectos de emprendimiento hay muchos, pero buenos, hay muy pocos. El 70 % de las «startups» no llega a los tres años. Solo un 10 % consigue su objetivo. Así que se habla mucho, porque les interesa a los políticos y las escuelas de negocio. Es un mundo muy interesante, pero con el que hay que ser muy cauteloso, porque las posibilidades de perder todo o gran parte de la inversión son muy altas.

Se anunciaba un 2018 de grandes turbulencias en las bolsas, pero parece que la volatilidad no está siendo tan elevada en este primer trimestre como se anunciaba. ¿Por qué?

La volatilidad sí ha subido mucho. Digamos que se ha normalizado. Hay dos razones. Los tuits de Donald TrumpAsí que la volatilidad ha aumentado pero no se ha disparado porque el crecimiento mundial está sincronizado y los beneficios de las compañías suben al ritmo de dos dígitos.

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