La Cámara de Comercio achaca la moderación de las exportaciones de 2017 (crecieron un 2,46 %, frente al 8,1 % de España) a varios factores, entre los que cita la huelga de estibadores en el puerto; la mayor demanda interna que desvió productos hacia el mercado interior; el estancamiento de las ventas de automóviles en los mercados exteriores; la apreciación del euro sobre el dólar, que afectó a los mercados de influencia de esta moneda, o a la limitación a las importaciones impuestas en Argelia, que afectó sobre todo a la cerámica.

Así lo expresa la institución cameral en un informe hecho público ayer sobre el comercio exterior de la C. Valenciana el pasado año. Pese al récord de exportaciones (23.163 millones), la Cámara evita triunfalismos y señala debilidades.

En el caso del Reino Unido del «brexit», apunta al hundimiento del 8,5% de las ventas el pasado año, que se suma al batacazo del 23% del segundo semestre de 2016. La incertidumbre política y la depreciación de la libra ha generado un cóctel crítico para los intereses valencianos.

El informe, igualmente, resta gravedad a la llegada de Trump. Durante 2017, las ventas a EE UU crecieron un 1,1 %. «Cabe deducir que el cambio de gobierno no ha tenido un impacto adicionalmente negativo en las exportaciones valencianas». Y ello a pesar que en 2017 el euro ha experimentado una apreciación respecto al dólar del 12,4%, con el consiguiente encarecimiento de los productos valencianos», señala la institución.

Para 2018, la Cámara prevé que las exportaciones crecerán a un ritmo superior al de 2017 por la mayor sincronización del crecimiento de las distintas económicas a nivel global y por un fortalecimiento de la demanda mundial.