El precio de los carburantes vuelve a subir llegando hasta valores no vistos desde el año 2015. La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de romper su acuerdo con Irán, ha provocado un aumento sobre el precio del petróleo haciéndolo superar los 80 dólares por barril de Brent. Y como era de esperar, este incremento no ha tardado en llegar hasta los surtidores de la Comunitat Valenciana.

Según datos del Ministerio de Industria y de la web especializada Dieselogasolina.com, este mes el litro de diésel cuesta una media de 1,27 euros y el de gasolina sin plomo se sitúa en 1,37 euros en las gasolineras de la provincia de València. Estas cifras suponen un incremento del 10 % en el precio con respecto a abril cuando el gasóleo se podía comprar a 1,15 euros; mientras que en la «sin plomo» la subida es del 9,6 %, con un precio el pasado mes de 1,25 euros.

Esta escalada de precios no se veía en València desde el año 2015, cuando el precio de la gasolina era el mismo que el alcanzado este mes. Aunque en el caso del diésel, para encontrar un coste superior al actual, hay que retroceder hasta el año 2014, donde este combustible llegó hasta el 1,30 por litro.

Estos datos, en un ámbito práctico se traducen en que llenar el depósito de 55 litros de un coche cuesta hasta 6 euros y medio más que hace un mes. Este incremento supera los 10 euros por depósito si lo comparamos con los precios de mayo del año pasado. Esta cuestión, evidentemente preocupa, y mucho, al sector del transporte, para quienes el gasto en gasolina representa una parte fundamental de su inversión, tanto que en algunos casos, el 50 % de su cuenta de resultados depende del precio del combustible.

Aunque no son los únicos. El consumidor medio también sufre en sus propias carnes las fluctuaciones al alza del precio del petróleo. La asociación de consumidores Avacu se muestran temerosos ante la posibilidad de que se vuelva a repetir el llamado «efecto pluma», es decir, que las subidas del crudo se transmitan de forma inmediata al precio de la gasolina, -teniendo en cuenta que el petróleo que se vende hoy en las estaciones de servicio se adquirió hace meses y por lo tanto no había sufrido este incremento- pero que cuando baja el precio del barril, esta disminución tarda mucho en apreciarse o, incluso, lo hace en menor proporción. «El ministro de Industria -Álvaro Nadal- ya ha dicho que estará atento, pero hay que exigirle diligencia porque siempre se repite la misma situación», apuntó el presidente de Avacu, Fernando Móner, al diario Información, perteneciente al mismo grupo editorial que Levante-EMV.

El representante de los consumidores, recuerda además, que más allá del precio de los carburantes, la cotización del crudo llega a afectar al coste de otro tipo de productos ya que «o bien suponen una parte del coste de las materias primas que su emplean para su fabricación, o bien influyen directamente al precio de la energía que se utiliza para su fabricación o transporte». Es decir, que el incremento del valor del petróleo afecta a múltiples facetas de nuestra vida cotidiana y la solución para esto pasa, en opinión de Móner, por fomentar «políticas más decididas para fomentar las energías alternativas y reducir la dependencia del crudo».

¿Qué pagamos en cada litro?

Cuando repostamos un litro de combustible no solo estamos pagando por el petróleo empleado para su fabricación, sino que hay diversos factores que se tienen en cuenta para fijar el precio final de la gasolina.

Según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, cerca de la mitad del coste al público son impuestos: el 54 % en el caso de la gasolina y el 48 % en el gasóleo. Entre ellos están el IVA y el llamado Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, que incluye un tramo autonómico que puede añadir hasta 5 céntimos más. El gasóleo o gasolina al por mayor solo supone el 38 % o el 33 % de lo que pagamos y a esto hay que añadir el margen de beneficio del mayorista (sobre un 2 %) y el de la gasolinera y costes de distribución que están entre el 11 % y el 12 %.