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Empresas

Obinesa factura un 15 % más por el repunte de construcción y cerámica

La compañía de Castelló, renombrada como Mosaiq, cerró 2017 con 346 millones de beneficios

José María Martínez, director general de Mosaiq Grupo Empresarial. levante-emv

El repunte de la construcción y de la cerámica reafirman al Grupo Mosaiq Empresarial (antigua Obinesa) en la senda de crecimiento. La compañía castellonense facturó el año pasado 346 millones de euros, lo que representa un incremento de un 15,70 % respecto a 2016. Es el segundo ejercicio consecutivo que cierra con números positivos tras la crisis de 2008 y sus expectativas para esta anualidad también son favorables.

El holding agrupa una quincena de sociedades que se engloban en cuatro grandes divisiones: construcción (Becsa, Durantia o Covop); servicios, medio ambiente y residuos (Indertec, Reciclados Palancia Belcaire o Casva); materiales de construcción (Origen) y cerámica (Saloni). Todas las áreas han incrementado sus beneficios. Según el balance de 2017, la construcción lideró el negocio del grupo con 162 millones de facturación y un incremento de un 51 %, seguida de la cerámica, con 115 millones y un aumento de un 9, 1 %. Mientras, el segmento de materiales registró unas ventas de 29 millones de euros y un alza 10,3%.

Las ganancias globales sin contar los gastos financieros (Ebitda) de Mosaiq Grupo Empresarial ascendieron a los 21 millones y el fondo de maniobra a los 36 millones. Asimismo, la facturación consolidada antes de impuestos alcanzó los 361 millones gracias, según el informe, a un resultado financiero de 360 millones propiciado principalmente por la disminución de la deuda. Esta mejora económica ha incrementado un 15 % la cifra de empleados, ascendiendo la plantilla hasta las 2.247 personas.

La diversificación, la quita de la deuda, el crecimiento de sus principales áreas y la venta de activos no considerados fundamentales explican la buena situación de la empresa. Mosaiq se desprendió en 2017 de las 14.000 plazas de aparcamiento y de su área de automoción, una venta que ha permitido al grupo centrarse en los focos estratégicos como cerámica o construcción.

El grupo se ha reorientado en este último sector por la lenta recuperación de la inversión pública y el cliente privado acapara el 50 % de la facturación en este área. En el caso de infraestructuras, ha ganado peso la conservación y mantenimiento de infraestructuras. De esta forma, el conglomerado industrial participa en la ejecución de centros comerciales, parques logísticos, hoteles o centros educativos privados, entre otros, y vuelve a erigirse en una de las principales constructoras del país. En obra de nueva planta, Becsa interviene en el proyecto de nuevo estadio en Villahermoso de Madrid.

Por su parte, la azulejera Saloni activó el pasado año una nueva línea de revestimiento de formato grande que ha aumentado su capacidad productiva un 20 %.

El antiguo grupo empresarial de la familia Batalla hoy en manos Atitlan no fue inmune a la crisis del ladrillo, pero la reorganización interna que efectuó en 2007 y que alumbró Obinesa posibilitó que los activos tóxicos inmobiliarios no se expandieran a otras actividades. Así, en 2009 consiguió refinanciar su deuda de los 1.100 a los 360 millones, un montante que en 2017 finiquitó. Además de automoción y aparcamientos, vendió inmuebles como los antiguos edificios de los Juzgados y la Porta de la Mar de València.

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