La Comunitat Valenciana sigue purgando el atracón de dinero prestado que se pegó en los años de la bonanza que ocasionaron la posterior crisis. Inmersas la ciudadanía y las empresas en un proceso de devolución de la elevada deuda contraída en aquellos años de vino y rosas, el stock de crédito vivo en la autonomía no deja de caer, aunque la recuperación económica haya traído consigo un repunte evidente de los nuevos préstamos. Los últimos datos del Banco de España son inequívocos al respecto.

El volumen de créditos concedido por las entidades financieras se situó en 114.142 millones de euros al finalizar el primer trimestre de 2018. Casi diez años antes, cuando 2009, uno de los ejercicios más duros de la crisis, echó el cierre, esa cifra era de 186.100 millones. Es decir, un 38,7 % más. Así las cosas, los valencianos, incluidas las empresas, han logrado en esta última década reducir su deuda en algo menos de 72.000 millones. Se trata de una dinámica compartida por el conjunto del país, aunque el descenso en la media española haya sido inferior: un 32,8 %. También hay diferencias por autonomías. Por ejemplo, la caída en Madrid y el País Vasco se ha quedado en el 16 %, mientras en Galicia lo ha hecho en un 44,2 % y en Castilla y León, Castilla-La Mancha y La Rioja, en un 41 %.

Los datos del Banco de España ponen de relieve también cómo la banca electrónica no logra la confianza de los clientes a la hora de darle su dinero para que lo custodie como depósitos. Con 35.748 millones, solo acapara el 2,9 % del total.

Por otro lado, la pérdida de peso del crédito es paralela a la reducción que ha experimentado la red de oficinas bancarias en la autonomía. Al finalizar el primer trimestre, el número de sucursales en la Comunitat Valenciana era de 2.673. Se trata de la cifra más baja desde septiembre de 1981, cuando se situó en 2.627. El máximo se alcanzó en septiembre de 2008 con 5.104 establecimientos. Entonces llegó la crisis y los cierres.