La empresa Acciona Facility Services y su plantilla alcanzaron ayer un acuerdo que pone fin a una huelga que ha puesto contra las cuerdas la producción en Ford. La subcontrata de la multinacional se compromete con los 550 trabajadores a garantizar el mantenimiento de los empleos hasta el 30 de abril de 2019, apenas cuatro meses más que el compromiso que ahora tenían. Además, habrá una compensación económica del 0,8% sobre su base salarial correspondiente a 2016, y la aplicación del IPC real de 2017 a 2019.

Esta crisis de 48 horas -los paros arrancaron a las diez de la noche del domingo- ha tenido repercusiones directas en la actividad. Los trabajadores en huelga se encargan principalmente de tareas logísticas, y la falta en el suministro de piezas ha provocado una merma importante en la fabricación de coches y también en la planta de motores.

El lunes dejaron de fabricarse 225 vehículos, que la empresa asegurara que recuperará a lo largo de este año, aunque todavía no se sabe cómo. Por la noche del lunes al martes la pérdida de vehículos ya fue menor, apenas seis o siete unidades que se recuperaron en el turno de mañana de ayer, según fuentes de Intersindical.

Como contó este diario, ante los parones en las líneas la dirección de Almussafes echó mano de empresas externas de logística que prestan servicio en la planta, lo que frenó el impacto de la huelga y abocó al entendimiento entre contrata y trabajadores. Nadie ganaba alargando la huelga.

Donde no se lograron contener los problemas de suministro ayer fue en la planta de motores, que precisamente acaba de recuperar el segundo turno poniendo fin así al ERE temporal, y está muy exigida por la necesidad de enviar los nuevos Maverick a Canadá para ensamblarlos en el modelo Edge, en pleno lanzamiento.

Según Intersindical, por la mañana se montaron 350 motores, la mitad de los previstos. El turno de tarde también acumulaba un retraso de 75 unidades. Anoche estaba previsto que los trabajadores se incorporaran por la noche, para reiniciar los trabajos y empezar a servir a las líneas.

La crisis de estos dos días por el conflicto en una empresa subcontratada sitúa en el centro del debate un modelo de prestación de servicios que se ha extendido en la factoría en las últimas décadas. Más allá de las aportaciones de la industria auxiliar, en estos momentos hay 1.500 trabajadores en Almussafes que no pertenecen a la plantilla, según la compañía.

Se ocupan de tareas como la limpieza, labores de mantenimiento de las plantas e incluso la gestión del vehículo una vez terminado y con los procesos de calidad realizados logística. Pero también de funciones trascendentales como el suministro o reparación de piezas en las líneas que pueden afectar los ritmos de producción.

Reflexión

Fuentes sindicales apuntan que esta crisis debe llevar a la empresa a una «reflexión» sobre las consecuencias de tener delegada en otras empresas la relación con una cantidad de trabajadores tan importante que, como se ha visto, ha puesto en peligro la producción, además en pleno lanzamiento de un nuevo motor. El incidente, apuntan las mismas fuentes, también debilita la posición de Acciona, principal contratista de servicios, ante la multinacional.