El sector de la cerámica se enfrenta a un grave problema por el fin de la vida útil de las plantas de energía que utiliza. Un 20 % de las fábricas azulejeras de Castelló van a tener que cerrar en los dos próximos años sus centrales de cogeneración a gas sin una alternativa económica viable. La situación es preocupante, según fuentes de la Generalitat Valenciana, porque la energía supone el 30 % de los costes de producción de las plantas cerámicas. El Consell ha pedido al Gobierno que prorrogue hasta 2030 los permisos para que sigan operando estas plantas de cogeneración.
Las fábricas azulejeras funcionan con un consumo intensivo de energía. El sector cerámico utiliza aproximadamente el 29 % de la energía final de toda la Comunitat Valenciana. El 90 % de este consumo es energía térmica (para los procesos de atomización, secado y cocción) y el resto energía eléctrica. La principal fuente de energía primaria de la que se obtiene ese consumo final es el gas natural. Según los últimos datos disponibles de Enagás, el sector cerámico de la Comunitat Valenciana consumió el año pasado 14.587 gigavatios, un 6 % más que en 2016 (crecimiento casi igual al de ventas y producción).
Las fábricas de Castelló funcionan desde hace tres décadas con plantas de cogeneración (que generan el calor y la electricidad con gas natural). La secretaria autonómica de Economía Sostenible, Blanca Marín, advirtió de que ahora esa plantas comienzan a cumplir su vida útil. "Es un problema porque han facilitado energía al sector de forma eficaz. Además, han contribuido de forma decisiva a la mejora de la eficiencia energética -y por tanto a evitar mayores emisiones de CO2- en los procesos de generación de calor. La cogeneración implantada en el sector cerámico cumple los estándares de alta eficiencia energética", destacó Marín.
Respaldo de Europa
Las directivas europeas reconocen el potencial importantísimo de las plantas de cogeneración. Sin embargo, su desarrollo se ha estancado por las suspensiones temporales de los permisos para las plantas solicitadas, a lo que se suma la amenaza de desmantelamiento de las que van cumpliendo su vida útil.
Blanca Marín se ha reunido este mes con el secretario de estado de Energía, José Domínguez Abascal, para buscar soluciones a las centrales que están llegando al final de su vida útil regulatoria extendiéndola hasta 2030. "Actualmente, la vida útil es de 25 años. Según Ascer (patronal del sector cerámico), si no se amplía el 20 % de la potencia instalada en el sector cerámico tendrá que parar en los próximos dos años", lamentó la secretaria autonómica de Economía Sostenible.
La Generalitat Valenciana también quiere que el Gobierno active el Plan Renove de Cogeneración previsto en la ley del Sector Eléctrico y que está sin desarrollar desde su entrada en vigor a finales de 2013. La medida es esencial para que las fábricas puedan renovar sus plantas con ayudas públicas.
"La segunda derivada importate es que en Castelló diferentes plantas de cogeneración vierten a la red la energía que no necesitan las fábricas. Esto supone un suministro alternativo de energía importante sin necesidad de grandes inversiones", subrayó Blanca Marín.
