Contra el reloj. Propietarios de una finca de Benimantell afectada por la Xylella fastidiosa consiguieron ayer un hecho insólito para intentar minimizar las pérdidas derivadas de esta plaga que está arrasando los almendros de toda la provincia: una «tregua» de 24 horas para poder recolectar la mayor cantidad de almendras, antes de que los árboles que las produjeron sean arrancados y triturados dentro del polémico plan de erradicación elegido por la Conselleria de Agricultura para combatir la bacteria.

La plantación, ubicada en plena Vall de Guadalest, es una de las fincas en las que hace algo más de un año se localizó el primer foco de Xylella, que alcanza ya las 185 parcelas dispersas en un radio de 880 kilómetros cuadrados entre las dos comarcas de la Marina y el Comtat. En este campo ya fueron eliminados en su día más de un centenar de ejemplares, entre afectados y sanos. Ahora, habrá que talar una treintena más.

Agentes de la Guardia Civil y de la empresa Tragsa, la firma contratada por el Consell para destruir los almendros de las zonas infestadas, se personaron alrededor de las ocho de la mañana en esta finca sin previo aviso ni comunicación a sus propietarios. Lo hicieron acompañados de una orden judicial para poder entrar en esta propiedad incluso sin su consentimiento. Se da la circunstancia de que, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los cultivos, esta finca está completamente vallada. Este hecho, unido a la negativa de sus dueños a permitir la entrada a Agricultura para arrasar sus almendros, obligó al Consell a tener que recurrir a la vía judicial para obtener una autorización, que expira mañana.

A pesar de la premura por acceder a la parcela, los titulares del suelo volvieron a mostrar ayer su rechazo a facilitar la entrada de Tragsa a sus terrenos. Y a esta empresa, junto a la Guardia Civil, no les quedó otra que acabar negociando con los afectados.

«Nos han dicho que de mañana -por hoy- no pasa. Que a las ocho de la mañana los tendremos aquí y que van a entrar caiga quien caiga. Pero por lo menos hemos conseguido que nos dieran un pequeño plazo para que nos diera tiempo a recoger la almendra y no perderlo todo», trasladó la propietaria de los terrenos.

Como les está ocurriendo a muchos otros agricultores alicantinos que han sufrido los efectos de esta plaga, los dueños de esta finca siguen sin haber visto ni un solo euro de la Generalitat como indemnización por los casi 120 almendros que les destruyó hace más de un año.