El gigante de Detroit lanza cíclicamente rugidos que hacen temblar las factorías de Ford en Europa. En 2012, Almussafes se salvó de la quema. Hace seis años, el óvalo azul redujo de forma considerable su fuerza productiva en Europa con el cierre de tres plantas, una en Bélgica y dos en Reino Unido.

Aquello benefició a la factoría española, que aumentó su carga de trabajo con el Mondeo, SMax y el Galaxy. Son modelos que hoy funcionan como complemento del Kuga, la joya de la corona de Almussafes. Hay dependencia de este modelo SUV: representa la mitad de las ventas de la factoría valenciana.

La otra mitad se la reparten cuatro modelos que, además, están bajando las ventas: la furgoneta Connect, el Mondeo, el S-Max y el monovolumen Galaxy. Solo el Kuga, uno de los niños mimados del mercado, ha incrementado sus ventas y supone hoy el 51% de la producción.

Frente a los nubarrones a medio y largo plazo, Almussafes tiene garantizado de momento el futuro inmediato, cómo no, gracias al Kuga. A finales de 2017, Ford anunció la renovación de este modelo, con una inversión de 750 millones.

Tras aquello, UGT y la dirección de Ford España adelantaron la negociación del plan de competitividad, que garantiza la estabilidad laboral para tres años. En realidad, era este otoño cuando debían haberse sentado empresa y sindicatos, ya que este año expira el convenio colectivo. La jugada le salió bien a Almussafes: con la incertidumbre del escenario actual hubiera sido mucho más complicado entablar una negociación sobre mejoras laborales.