El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, visitó ayer la factoría de trenes de Stadler de Albuixech, donde su máximo responsable, Íñigo Parra, pidió el respaldo del jefe del Consell para que la compañía tenga más posibilidades de competir en futuros contratos estatales, singularmente los provenientes de Renfe, según explicaron a este diario fuentes de la administración autonómica. Puig recogió el guante y expresó su respaldo a una compañía de propiedad suiza pero plenamente valenciana en su trabajo. Así, dijo que «aquí se diseña, se inventa y se produce», además de que un 85 % de lo que se fabrica en la planta de Albuixech se destina a la exportación. En este sentido, el jefe del Consell aseguró respecto a Stadler València que «queremos que tenga más presencia en España, Europa y el resto del mundo».

Durante la reunión se trató sobre la relevancia de que el ferrocarril Clase 88, producido en Albuixech, haya ganado el premio al Tren del año en los British National Rail Awards 2018. Se trata de unos convoyes que adquirió la empresa Beacon Rail y que opera Direct Rail Services en el Reino Unido.

El encuentro se produce tras la reciente celebración del 120º aniversario del inicio del diseño y fabricación de trenes en la planta valenciana, cuya dirección y sindicatos sellaron este verano un convenio colectivo tras año y medio de conflictividad laboral. El acuerdo laboral 2018-2022, que garantiza carga de trabajo por parte de la multinacional a este centro y evita posibles deslocalizaciones de procesos industriales, incluye un centenar de prejubilaciones (a empleados que cumplan 61 hasta 2022) con contratos de relevo. Stadler, que emplea a 800 trabajadores, quiere vigilar de cerca el mercado doméstico. Sobre todo el megacontrato de 1.500 millones que ultima Renfe para la compra de nuevos trenes de cercanías y regionales para su red de transporte ferroviario de España. Su cartera de pedidos ahora supera los 600 millones.