La economía valenciana ya ha empezado a sentir los efectos de la desaceleración global, según ha expuesto esta mañana el responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech, durante la presentación del informe "Situación Comunitat Valenciana". Si a principios de año el servicio de estudios de la entidad financiera preveía que el PIB de la autonomía crecería ligeramente por debajo del 3 % este año y un 2,5 % en 2019, los nuevos pronósticos reducen el incremento del Producto Interior Bruto al 2,7 % este año y al 2,3 % el próximo.

El creciente proteccionismo, el encarecimiento del petróleo, la desaceleración de la eurozona y la incertidumbre polìtica en España y las dudas sobre los presupuestos del Estado para 2019 ejercen una presión a la baja sobre el crecimiento valenciano, aunque Doménech también citó otros factores propiamente autóctonos, como el impacto en las exportaciones, singularmente en el sector del automóvil y a causa del Brexit, y el agotamiento del alza a niveles históricos del turismo. También incide en la marcha de la economía valenciana su exposición a Cataluña. La pérdida de fuelle de la autonomía del norte por la deriva secesionista está afectando de manera especial a las regiones colindantes a ella y con las que tiene un mayor tráfico. Doménech cree que la economía valenciana crecería este año un 3 % si no fuera por los perjuicios del independentismo, es decir, cifra el impacto en tres décimas.

Domenech, que compareció junto al director de la Territorial Este de BBVA, David Cano, aseguró que no se otea en el horizonte un escenario más grave, es decir, una recesión. De hecho, el pronóstico de la entidad financiera es que la Comunitat Valenciana, si se cumplen las previsiones de crecimiento del PIB, creará 110.000 nuevos empleos entre el final de 2017 y el cierre de 2019, con lo que la tasa de paro se reduciría al 12,6 %