La economía valenciana seguirá creciendo este año y el próximo a ritmos robustos, pero sin la alegría de los ejercicios anteriores. Dicho de otro modo, la desaceleración que ya se vislumbra en determinadas regiones del planeta, incluida la eurozona, ya ha llegado a la Comunitat Valenciana. Si a principios de 2018 BBVA Research preveía un crecimiento del PIB para este año cercano al 3 % y del 2,5 % para 2019, ayer, durante la presentación de su informe «Situación Comunitat Valenciana», redujo esos porcentajes, respectivamente, al 2,7 % y al 2,3 %. En 2017 fue del 3,2 %.

Pese a todo, el responsable de Análisis Macroeconómico del servicio de estudios de la entidad financiera, Rafael Doménech, dejó claro que, a pesar de que el frenazo es «más intenso de lo que preveíamos» y de que «ha habido cierta sorpresa negativa» a ese respecto, «hoy por hoy no contemplamos un estancamiento de la economía valenciana y mucho menos una recesión». De hecho, este 2018 será el sexto año consecutivo de incremento del PIB y la previsión del banco es que se cree entre finales de 2017 y el cierre de 2019 un total de 110.000 empleos, con lo que la tasa de paro caería al 12,6 %.

Doménech citó cuatro factores como determinantes, desde el ámbito interno, para la mencionada desaceleración. Uno de ellos es el freno en el consumo privado, que «creció mucho tras la contención de los años de la crisis y era difícil de sostener». El segundo son las exportaciones, sobre todo las del automóvil. Si no fuera por su descenso, muy tocadas por el bréxit, las ventas al exterior crecerían en torno al 7 %, en lugar del actual 2% -3%. El tercero es el turismo, que «empieza a agotarse», en especial por la resurrección de los competidores del Mediterráneo. Aún así, Doménech destacó que «la bajada es menos intensa en la Comunitat Valenciana que en otros destinos de sol y playa». Por último, está la incertidumbre política, singularmente por la intensidad del independentismo catalán. El secesionismo está lastrando el crecimiento de Cataluña y este repercute en otras autonomías, en especial aquellas más próximas y con más flujos comerciales. Una de las más perjudicadas es la Comunitat Valenciana, con un impacto de tres décimas que, de no haberse dado, habría elevado el PIB en 2018 al 3 %.

No es el único factor que impacta de forma negativa. Hay vientos globales de fuerza tramontanal que también inciden. Por ejemplo, el precio del petróleo, que resta entre tres y cuatro décimas. Un brexit sin acuerdo reduciría entre dos y cuatro décimas el crecimiento valenciano en 2018 y 2019. Doménech también destacó que el bajón valenciano se enmarca en un contexto de desaceleración en algunas regiones del mundo, como China o la eurozona. Asimismo aparecen como nubarrones el creciente proteccionismo y la posibilidad de guerra comercial y las dudas presupuestarias en España.