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Finanzas

Los errores del emprendedor

Una mala regulación de las relaciones entre los socios y los lanzamientos a lo grande suelen ser el camino más rápido al fracaso

Es una situación bastante habitual. Un grupo de amigos, que generalmente se han conocido en la universidad, tienen una idea de negocio y deciden ponerla en marcha con una sociedad a partes iguales. Todo parece felicidad y «buen rollo» pero, al cabo de unos meses, las disputas entre los socios acaban bloqueando la toma de decisiones y lo que era una idea brillante sobre el papel se transforma en un auténtico infierno y un fiasco, con el que todos pierden dinero.

Si este grupo de amigos hubiera tenido la suerte de entrar en uno de los programas de Lanzadera les habrían dejado claro desde el principio que no iban por el buen camino. Porque si algo saben los responsables de la aceleradora impulsada por el dueño de Mercadona, Juan Roig, es que «en cualquier empresa siempre es necesario que haya un líder único con capacidad para tomar las decisiones», según explica el director de Proyectos de Lanzadera, Tony Paños.

Precisamente para evitar que los nuevos emprendedores cometan éste y otros errores de base, Paños y el director general de Lanzadera, Javier Jiménez, visitaron hace unos días el centro de coworking ULab de Alicante, donde ofrecieron una charla sobre el tema, a modo de preparación para aquellos que deseen aspirar a formar parte de la aceleradora en la próxima convocatoria.

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Y lo primero que pusieron sobre la mesa es que «hay que elegir muy bien a la gente que te rodea. Crear una empresa es como casarte: tus socios te van a acompañar durante mucho tiempo y hay que dejarlo todo muy bien atado desde el principio», señala Tony Paños, quien asegura que es «imprescindible» firmar «un pacto de socios». Es decir, un documento en el que se regulan detalladamente todos los aspectos de la relación entre los propietarios y se establece también la jerarquía y quién tendrá la última palabra. «Nada de sociedades al 50%. Eso sólo da problemas», insiste el experto, que recuerda que ya son decenas las startups que han pasado por las instalaciones que tienen en la Marina de València, por lo que acumulan suficiente experiencia en el tema como para hablar con autoridad.

En esta misma línea, otro error garrafal en el que suelen incurrir algunas startups es «repartir acciones como si fuera dinero del Monopoly para pagar por talento» cuando no hay dinero para hacerlo, según apunta Paños. Entre otras cosas porque la persona que suele recibir la participación en pago por su trabajo -que normalmente no formaba parte del proyecto inicialmente- es muy probable que se acabe marchando y que, al hacerlo, se lleve consigo parte del negocio.

Más allá del tema societario, otra equivocación bastante frecuente se comete al validar un producto o servicio antes de lanzarlo al mercado. O, mejor dicho, cuando no se sabe realizar este paso y se confía en los elogios de amigos y familiares para invertir ingentes cantidades de dinero para poner en el mercado grandes tiradas sin saber si el producto realmente tiene interés. «Lo mejor es equivocarse pronto y barato», recalca el director de Proyectos de Lanzadera, para el que «siempre hay que empezar en pequeño».

Así, lo más recomendable es comenzar por un prototipo y organizarse de forma que todo pueda ser escalable, a medida que la demanda lo reclame. Nada de lanzamientos a lo grande.

«El papel lo aguanta todo»

Por eso, tampoco hay que basarse en exceso en los planes de negocio y hay que saber adaptarse. Como recuerdan los responsable de la aceleradora, «el papel lo aguanta todo, cualquier escenario que plantees». Así, un plan de negocio puede poner que en cinco años se van a facturar diez millones de euros cuando la realidad puede ser muy diferente, y no se pueden gastar los fondos que se tengan en base a esas previsiones si la realidad es otra. «Los planes de negocio están para romperlos y rehacerlos», aseguran.

Ojo con la subcontratación

Los emprendedores también suelen encontrarse con problemas cuando deciden subcontratar parte del trabajo. Por ejemplo, cuando se deriva parte de la tarea de desarrollo de software -en aquellos casos en que sea necesario- a colaboradores externos. En este caso, hay que asegurarse muy bien de que el colaborador entiende qué es lo que se busca porque, en caso contrario, puede ocurrir con que las funcionalidades del programa no se ajustan en absoluto a lo que se pretendía y no aportan ningún valor a los posibles clientes. «Te puedes encontrar con que te has gastado mucho dinero en algo que no sirve para nada», señala el responsable de Proyectos de Lanzadera.

En este sentido, desde la aceleradora también insisten mucho en que los proyectos de éxito son los que están claramente orientados al cliente, a responder a sus necesidades, aquellos que solucionan problemas. Algo que en esta aceleradora de empresas tienen gravado a fuego, teniendo en cuenta que su máximo impulsor es el presidente de una cadena de supermercados donde llaman a los clientes «el jefe».

Otro aspecto que puede ayudar mucho cuando se inicia un negocio es conocer la experiencia de aquellos que han pasado por una situación similar anteriormente. «Creemos mucho en el ejemplo. Ahora mismo tenemos más de 120 proyectos en la Marina de Empresas así que, cuando alguien nos llega con un problema o vemos que se dirige hacia donde no debe, le decimos 'sube a la segunda planta y habla con este o pregunta a esta otra empresa'. El ejemplo siempre ayuda», apunta el experto.

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