Los duros programas de Ford para frenar su hemorragia en Europa hace un lustro tras una larga crisis financiera conllevaron el cierre de Genk (Bélgica). Además, desmanteló la fábrica de Southampton y la de estampado en Dagenham, estas dos últimas ubicadas en Reino Unido. Los ceses de actividad de montaje de vehículos conllevaron el despido de 6.200 trabajadores, que representaba entonces el 13% de su plantilla en Europa. Durante este ejercicio calculó unas pérdidas superiores a 1.150 millones de euros. El cierre más dramático fue el de Genk, donde trabajaban más de 4.000 personas.

La firma de la automoción, tras una largo proceso de negociación con las autoridades belgas, pago de indemnizaciones y garantizar planes de recolocación para parte de su plantilla dejó sin actividad Genk cuando concluyeron las versiones de aquella época del Ford Galaxy, Mondeo y S-Max. Cerró a finales de 2014 y esos nuevos modelos han sido fabricados por el centro industrial valenciano junto con el Kuga (que representa ahora más de la mitad de la producción de Almussafes) y la Transit Connect y Tourneo. A cambio, se perdió la fabricación de los C-Max y Grand C-Max.

En el resto de Europa

Mientras tanto, la factoría germana de Saarlouis recibió el encargo de realizar todos los C-Max y Grand C-Max -además del Focus, que ya producía- en Europa. Por su parte, Colonia retuvo el Fiesta, que también realiza exclusiva para toda Europa.

En Reino Unido cerró las citadas plantas de Southampton y la sección de estampado de Dagenham, manteniendo la de motores pero se quedó allí para fabricar motores en Dagenham y Bridgend, junto al centro de I+D

En Turquía, la empresa mixta de Ford Otosan en Kocaeli recibió la producción de la Transit liberada de Reino Unido.

Mientras tanto, en Rumanía la firma de óvalo produce los modelos Eco Sport y Courier.