El catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y presidente ejecutivo de los Premis Jaume I, Javier Quesada, advirtió ayer de que en la Comunitat Valenciana y en España debe aumentar la colaboración entre las empresas y las universidades para ganar competitividad. Quesada dio anoche la conferencia «El futuro de la colaboración ciencia-empresa», que fue organizada por el Club de Encuentro Manuel Broseta.

El economista valenciano destacó la importancia de los empresarios que inventan productos revolucionarios y de los científicos como motor del desarrollo. Quesada apuntó que dentro de doce años debería haber en España casi 600.000 personas dedicadas a I+D de los que 370.000 tendrían que ser investigadores.

Javier Quesada comenzó su conferencia lamentando la falta de conexión entre la empresa y los investigadores universitarios. «En España y en la Comunitat Valenciana vamos con retraso. Debe aumentar la colaboración entre la universidad y la empresa. La relación es todavía pequeña. No es tanto un problema de la Administración sino de impulso desde el sector privado», sostuvo.

El catedrático destacó la importancia de los empresarios americanos que han contribuido al avance de la economía. Quesada puso como ejemplo a Isaac Merritt Singer, que inventó una máquina de coser «muy práctica» que «cambió el mundo. En países como India tuvo una gran repercusión». El economista resaltó que este tipo de empresarios eran visionarios y citó el caso de Levi Strauss, que montó la primera compañía de pantalones vaqueros tras inventar un sistema de remaches que reforzaba los bolsillos. Quesada subrayó la importancia de otros inventores como Thomas Alva Edison, los hermanos Wright (que diseñaron el primer aeroplano del mundo) o Henry Ford (fundador de la compañía automovilística).

Javier Quesada afirmó que la referencia a seguir «es Estados Unidos. Allí es donde mejor se refleja la importancia de la investigación y los inventos. En Estados Unidos todos los empresarios e investigadores parten de cero. Algunos de jóvenes repartían periódicos y han levantado grandes imperios. Esta cultura es diferente en Europa ya que aquí pesan más las relaciones familiares».

El catedrático indicó que en España harán falta en el año 2030 casi 600.000 profesionales dedicados a programas de investigación y desarrollo (160.000 en el sector público y 438.000 en el privado). «De ellos, 370.000 deben ser investigadores. Es un salto extraordinario porque ahora hay 80.000 investigadores», afirmó.