¿Cuál es la acción más ética que debe acompañar un conjunto de procesos productivos o la opción más acertada sobre buen gobierno del comité de dirección de una empresa? ¿Cómo detectamos a los principales grupos de interés de una compañía? ¿Qué asuntos materiales son los más importantes de una mercantil a la hora de hacer el informe anual de sostenibilidad? ¿Qué es más importante, la comunicación interna o la externa en el momento de proyectar una cultura corporativa responsable? Todas estas cuestiones, y bastantes más, deberían estar ahora mismo en la mesa de todas las empresas valencianas, sin importar el tamaño, después que el Consell publicara este verano la Ley 18/2018 de 13 de julio de Fomento de la Responsabilidad Social.

Medio centenar de compañías relevantes por diferentes motivos de la Comunitat Valenciana suscribieron esta semana la declaración Iniciativa Empresarial por la Ética y el Buen Gobierno, promovida por el gobierno valenciano, para conseguir una mejor cultura empresarial, más transparente, con mecanismos de prevención de corrupción, con códigos de conducta, auditorías éticas y un sinfín de herramientas que están contempladas en la norma referida anteriormente. Una buena iniciativa que supone un principio pero que tiene que suponer un recorrido completo dentro de las compañías.

Este camino debe comenzar desde la voluntariedad del empresario o empresaria de llevar a cabo un Plan Integral de Responsabilidad Social. El enfoque responsable es el punto de partida del cual deben de partir todas las iniciativas de coordinación de una cultura empresarial comprometida y, sobre todo, sostenible en el tiempo desde el punto de vista económico, social y medioambiental. No se trata de eliminar tan solo “malas prácticas” sino de poner en marcha toda una estructura transversal de buenas prácticas que afecte e involucre a todos los departamentos de la empresa. Solo así será un compromiso veraz de la compañía con la sociedad que le rodea.

La Comunitat Valenciana se está uniendo de este modo con esta ley y con esta iniciativa a una tendencia mundial que lleva más de una década, o dos, en marcha. Las mejores marcas del mundo, por ejemplo, llevan años pidiendo a sus proveedores un abastecimiento responsable no solamente con respecto a los productos o servicios, sino además en su comportamiento social o medioambiental. El manual de proveedores del mejor supermercado del mundo, WalMart, repasa en su punto 7 cuestiones de seguridad que los trabajadores deben tener resueltas cuando van a almorzar a las cafeterías de los empresas. También hace mención a regalos recibidos, resolución de conflictos de intereses o medidas para evitar la corrupción.

Hasta aquí hemos hablado de la importancia del compromiso que cada empresa adquiera en consonancia con su misión o visión. Hay que llegar al punto final, al esencial. Para ser una empresa socialmente responsable hay que comunicar lo que se hace, interna y externamente, a través de una memoria de Sostenibilidad. La empresas deben reportar - anualmente es lo más recomendable- su plan de responsabilidad social en un informe sostenible que recoja los indicadores más utilizados a nivel mundial. Si no se realiza, las posibilidades de una quiebra con respecto a la sociedad en la que desarrolla su negocio o con sus trabajadores es muy alta. La reputación corporativa de una empresa es consecuencia directa y proporcional de sus acciones responsables. Si no hay transparencia, la confianza de los grupos de interés se perderá y habrá mayor riesgo de pérdida reputacional.

La memoria de sostenibilidad debe hacer un repaso exhaustivo a la actitud de la empresa respecto a su desempeño social, económico o medioambiental, con datos veraces y relevantes que permitirán a la compañía además monitorizar sus procesos y tratar de mejorar cada año. Y lo más importante: generará credibilidad entre sus grupos de interés.

La Ley de Fomento de la Responsabilidad Social del Consell detalla otros beneficios más allá de los simplemente reputacionales para las empresas que ejecuten planes de RSC. En temas de contratación pública habrá ventaja para las empresas socialmente responsables, así como en ayuda públicas o subvenciones e incluso en la presentación de impuestos.

La Comunicación Estratégica de cada empresa, interna o externa, a la hora de comunicar todos los datos contenidos en la memoria será básica también para verificar la evolución de los compromisos adquiridos en toda su área de influencia.

La responsabilidad social ha titubeado mucho durante los últimos años en su adaptación por parte de las empresas valencianas. Ha llegado el momento de que los empresarios y empresarias de la Comunitat se sumen masivamente a una realidad competitiva mundial que demanda nuestra sociedad, nuestra economía y sobre todo, nuestro medio ambiente. Ya no hay excusa para que una empresa sea opaca o genere confusión. Las compañías son parte básica de nuestras vidas cotidianas y su sinceridad es crucial para la óptima convivencia corporativa.