El primer año del fondo de inversión PHI al frente de la propiedad de Lladró, la histórica compañía de porcelana decorativa fundada por la conocida familia valenciana, deja a la empresa de Tavernes Blanques con unas pérdidas de 10,8 millones de euros al cierre del ejercicio 2017; una cantidad seis veces inferior a los «números rojos» registrados un año antes. Durante este último año, la Ciudad de la Porcelana consiguió elevar tímidamente su cifra de negocio a 31,4 millones, un 6,4 % más que el año anterior.

Lladró, ahora diversificada con otros artículos de decoración para el hogar, controla una decena de filiales de producción y sociedades comerciales que arrastraban una deuda de 70,3 millones de euros de ejercicio anteriores. Con todo, declara unas reservas de 112,2 millones en su balance al concluir 2017, en el que su pasivo corriente se elevó a 13,7 millones.

En busca de otra imagen

La mercantil dirigida por la ejecutiva de PHI Ana Rodríguez asegura que está invirtiendo en un «enfoque más innovador» y en el desarrollo de un canal de ventas por internet para impulsar sus ventas en todo el mundo. Lladró exporta un 70 % de su facturación. «La depreciación del dólar americano y el yen frente al euro ha tenido una incidencia negativa sobre las ventas del ejercicio», asegura la sociedad controlada por el fondo en manos de Jordi Bricio y Alexander Wit. Una sociedad inmobiliaria de los Lladró mantiene la propiedad de los edificios de la fábrica y oficinas de Tavernes Blanques, arrendados a PHI durante cinco años y por los que pagó un arrendamiento anual de 1,91 millones en 2017. El auditor de sus cuentas, PwC, «cuestiona la hipótesis de la dirección en las previsiones de tasas de crecimiento, márgenes brutos a largo plazo y el tipo de descuento».

Lladró comenzó en octubre a aplicar un expediente de regulación temporal de empleo durante 123 días para 270 trabajadores de las firmas de producción y que extiende hasta el 31 de marzo de 2020 ante la previsible caída de ventas.