En 1992, el gigante cementero mexicano Cemex protagonizó la mayor operación corporativa que había vivido España hasta la fecha al quedarse, por 125.000 millones de pesetas, la histórica Valenciana de Cementos, fundada a principios de siglo por José Serratosa Mir y Rafael Ridaura. En los 90, sus nietos, los hermanos Emilio y José Serratosa Ridaura, dieron el golpe. Y las dos ramas de la saga emprendieron su camino por separado con las plusvalías logradas.

Los Serratosa Luján, hijos de Emilio, crearon la sociedad de inversión Nefinsa, a través de la que se harían con Uralita 0 montarían la aerolínea franquiciada de Iberia Air Nostrum. Esta rama aún se desgajaría con la salida de Nefinsa de Pablo y Ana Serratosa Luján, que montaron el family office Zriser para vehicular nuevas inversiones industriales.

La otra pata de la familia Serratosa, los Serratosa Caturla, no tuvo tanta fortuna. Los hijos de José ligaron su suerte a la construcción, a través de la inmobiliaria Electra y los materiales de construcción, con la fundación del fabricante de aluminio Baux.

Deuda millonaria

Los Serratosa Caturla se desprendieron de ambas en 2015. Los cuatro hermanos aparecen en la última lista de morosos con Hacienda (31 de diciembre de 2017), con más de 14 millones de euros de deuda conjunta.