El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha indicado que el escándalo por el supuesto espionaje que llevó a cabo BBVA, denominado 'caso BBVA-Villarejo', es "una enorme sorpresa" tanto para él como para el consejero delegado del banco nacionalizado, José Sevilla, y que nunca ha sospechado que nadie le estuviera grabando.

Así lo ha señalado durante la presentación anual de resultados de la entidad el que fue 'número dos' de Francisco González y trabajó más de 30 años en BBVA. Goirigolzarri ha destacado el "extraordinario cariño" que le tiene al banco azul y ha mostrado su deseo de ser "muy prudente" en sus declaraciones. "Solo quiero lo mejor para BBVA y el equipo de BBVA", ha asegurado.

"Todo lo que está saliendo en los medios representa una enorme sorpresa para nosotros, porque nunca supimos nada de ello. Ni conocimos ni participamos en nada de lo que se está recogiendo en los medios", ha explicado Gorigolzarri, quien ha reconocido que el escándalo no es bueno para la reputación del sector.

Respecto a si intuía que podía haber sido grabado, Goirigolzarri ha sido contundente: "Nunca he sospechado que nadie me estuviera grabando ni lo sospecho ahora". Además, ha descartado emprender acciones legales contra la entidad con la información que tiene por el momento.

El presidente de Bankia no ha querido entrar a valorar a Francisco González, quien fue su jefe durante más de ocho años. "Nunca hablo de personas y no voy a hacer una excepción", ha apostillado Goirigolzarri, quien además se ha mostrado "absolutamente convencido" de que el equipo de BBVA está investigando la situación con la máxima diligencia posible.

Se acusa al BBVA de Francisco González de utilizar a la firma de Villarejo para tener acceso en tiempo real a las llamadas telefónicas que se cruzaron en plena operación de asalto al banco de los principales promotores de la maniobra, el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, el industrial Juan Abelló y el jefe de la Oficina Económica de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián.

También se le ha acusado de haber espiado a decenas de personas, empresas e incluso medios de comunicación que habrían tenido una participación secundaria en esa ofensiva. El presunto cerebro de la operación Tándem llegó a facilitar a directivos de BBVA el detalle de hasta 15.000 contactos telefónicos.