Los trabajadores españoles ficharán a su llegada y salida de su puesto laboral si finalmente sale delante la reforma del Estatuto de los Trabajadores que el Gobierno se propone aprobar este año. La obligatoriedad de hacer constar el registro horario de los empleados cuenta con el beneplácito de los sindicatos, que consideran que servirá para combatir el fraude en las horas extra, mientras la patronal se opone por entender que es un sistema "antiguo" que no tiene en cuenta las nuevas realidades laborales.
De momento, esta medida está dentro de las negociaciones de la Mesa de Diálogo Social que componen el Ejecutivo, las centrales sindicales y la patronal, pero el Gobierno se plantea validarla por decreto ley para que entre en vigor en los próximos meses. Se trata de un sistema que en la legislación laboral ya está recogido, aunque de forma teórica, para los trabajadores a tiempo parcial y que también se aplica en grandes empresas. No obstante, su presencia es muy escasa en el sector de las pymes, importantísimo núcleo del tejido productivo español.
Ejecutivo y sindicatos han alcanzado un acuerdo al que se opone la patronal. Los trabajadores dejarían constancia de su hora de llegada y salida, y recibirían mensualmente un documento con la relación de horas extra
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De ser aprobado - CC OO asegura que el texto está acordado con el Gobierno, pero aún no rubricado - el registro horario deberá ser implantado en todas las empresas. Los trabajadores deberían dejar constancia de su hora de llegada y salida, y recibirían mensualmente un documento con la relación de horas ordinarias y extraordinarias realizadas. Un escrito que también obraría en poder de los representantes sindicales de la empresa y que Inspección de Trabajo conservaría por un período de cuatro años con el fin de resolver cualquier conflicto laboral que surgiría entre ambas partes.
"Tenemos un número de horas extra, un 45%, que no han sido compensadas ni con dinero ni con tiempo de descanso y es algo escandaloso. Es un abuso real que impide la creación de puestos de trabajo", justifica Mari Cruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CC OO. El informe 'Horas extra no pagadas y absentismo', elaborado por este mismo sindicato y presentado en noviembre, cifra en una media de 6,8 millones las horas extra realizadas a la semana el pasado año, de las cuales 3 millones quedan sin ningún tipo de compensación en forma de remuneración económica o días de descanso. Según el documento de Comisiones Obreras, "las horas extra trabajadas en el 2018 equivalen a la creación de 170.600 empleos a jornada completa".
"En España, el fichaje está más asociado a una cultura de control que de fomento de la responsabilidad", dice un consultor
Los datos del informe de CC OO se asemejan bastante a los que maneja la Encuesta de Población Activa. La EPA calcula que las horas extra sin compensar se acercan a los 2,5 millones, el 40% de las totales. "Se trabajan muchas horas extra, pero se pagan pocas. Así que cuanto más control, mejor. El registro va a ayudar a combatir el fraude, aunque no lo va eliminar del todo. La picaresca empresarial siempre va a estar ahí", explica Alberto Benítez, graduado social del despacho sevillano Juristas Laboralistas.
La patronal admite que existen empresarios incumplidores, pero rechaza el sistema que propone el Gobierno. "La propuesta que nos traslada el Ejecutivo es una obligación general para todas las empresas y con un formato muy antiguo", subraya Jordi García Viña, director de Relaciones Laborales de la CEOE. "No nos oponemos a una regulación unificada. Todos estamos en contra de las situaciones de fraude. Pero nos da la sensación de que la medida del Gobierno es para favorecer el empleo en la Inspección de Trabajo. Si la finalidad es aflorar las extras extra, el sistema español ya cuenta con mecanismos como los sindicatos, la propia Inspección, los tribunales o los convenios colectivos. La solución no es la generalización del registro, sino que se busque a los culpables del abuso. Los que no cumplían con la ley lo seguirán haciendo y al que sí lo hace le van a incrementar la burocracia y los costes", argumenta.
Las horas extra se producen sobre todo en el sector servicios, y las no pagadas se concentran en el comercio, educación, ciencia y actividades financieras. "Las horas extras no pagadas son una forma de explotación que se concentra en mayor medida en empleos considerados de mayor calidad: indefinidos, a tiempo completo, ocupaciones técnicas y profesionales en el sector servicios", señala el informe de CC OO, que sostiene también que "el 50,4% de las horas extra realizadas por mujeres son no pagadas, frente al 40,2% de horas extra no pagadas entre los hombres". Las estadísticas de la EPA también destacan el alto porcentaje -84%- de horas extra no remuneradas en el sector de la gestión y administración de propiedades inmobiliarias. "Existe un máximo de 80 horas extra anuales que se pueden hacer al año, pero se están trabajando más de las debidas", añade la secretaria de Acción Sindical de CC OO.
Muchas de estas ocupaciones encuentran su principal espacio en el tejido de la pequeña y mediana empresa. "La inmensa mayoría de las grandes empresas pagan horas extra. El gran incumplimiento está en las pymes. Un control de horas equivaldría a pagar más y no hay solvencia suficiente para eso", expone Alberto Benítez. Para el representante de la CEOE la implantación de un sistema de fichaje diario se enfrenta a otras dificultades. "Ha habido empresas en que los contrarios al registro eran los trabajadores", dice García Viña, que asegura que este sistema se encontraba con problemas: "un trabajador fichaba por otro, empleados que se registraban dos veces... Había muchos conflictos jurídicos y las empresas optaron por la flexibilización horaria".
Un modelo de entrada con acceso biométrico. Shutterstock
Precisamente, el argumento de la flexibilización y la creciente necesidad de la conciliación de la vida familiar y laboral, así como la consolidación de nuevos contextos laborales, como el teletrabajo, son algunos de los argumentos esgrimidos por quienes rechazan la aplicación general de este sistema. "En determinados empleos en los que la presencia del trabajador supone el valor añadido el sistema de registro tiene sentido. Pero en aquellos puestos en los que se piden cosas que no van ligadas al tiempo de reloj, no parece algo muy efectivo. Entiendo que se hace para acotar los abusos en las horas extra, pero creo que debe haber otra manera", dice Jesús Garzás, consultor en materias de desarrollo y talento. "En España, el sistema de fichaje está más asociado a una cultura de control que de fomento de la responsabilidad individual", dice este consultor, partidario de promover la formación entre empresarios y trabajadores para desarrollar una productividad más basada en la confianza mutua. "Un registro va a ser negativo para el trabajador porque le va a dificultar la conciliación o el trabajar a distancia", dice el representante de la patronal. Un argumento que rebaten desde CC OO. "El teletrabajo está también cada vez más controlado. Con los sistemas informáticos, las empresas saben cuando un empleado se conecta y se desconecta", indica Mari Cruz Vicente.
Los cambios supondrían también la modificación de la Ley de Infracciones y Sanciones de Orden Social, con la incógnita de saber si, por ejemplo, cada falta de registro de un trabajador equivaldría a una falta leve, grave o muy grave, con castigos que van desde los 626 a los 6.250 euros. En cualquier caso, si por cada empleado y día se impone una sanción, las penalizaciones podrían ser costosísimas para las empresas. "No disponer de un sistema de fichaje pasaría a ser una falta muy grave", indica la dirigente de CC OO.
