El Ejecutivo español se ha embarcado en un gran experimento económico: un aumento del 22 por ciento del salario mínimo que ha suscitado un importante debate sobre el impacto que pueda tener en la economía. El Gobierno afirma que el incremento fomentará el gasto y la contratación de personal, dando fuerza al crecimiento del país. Pero la oposición y los empresarios más recelosos afirman dicen que un impulso adicional a la economía no bastará para compensar los miles de empleos que creen que se destruirán debido a que las compañías no podrán hacer frente al aumento de los costes.

El incremento de 736 euros a 900 euros por mes entró en vigencia a comienzos de año e impacta directamente en alrededor del 8% de la fuerza de trabajo de España, o 1,2 millones de empleados. Sus efectos ya se han extendido a la economía española, obligando a las compañías a reaccionar.

Jorge Montes, que posee una tintorería en Madrid, está a punto de elevar los precios por primera vez en una década para cubrir los 164 euros mensuales adicionales de salario que debe pagar a uno de sus dos empleados a tiempo completo. «Trataré de trasladar eso al consumidor. No me atreví a hacerlo antes porque no quería perder cuota de mercado", explica Montes.

Madrid se suma a otros gobiernos de todo el mundo, entre ellos los de Francia, Grecia, que recientemente elevaron el salario mínimo. El objetivo es recuperar unos sueldos que ha permanecido débil pese a la recuperación de la economía. En el caso de los políticos, es una manera de ganarse el apoyo de los votantes y reducir el atractivo de los partidos contrarios al establishment.

El Banco de España calcula que el aumento de salarios podría destruir unos 125.000 puestos de trabajo este año. Pero reconoce que no puede saberlo con seguridad dada la «incertidumbre relacionada con un aumento del salario mínimo de una magnitud sin precedentes en España». AIReF hace un cálculo más modesto de 40.000 puestos de trabajo, mientras que BBVA dice que podrían perderse 160.000.

Esos pronósticos son particularmente inquietantes en España, donde el desempleo es el segundo más alto de la zona euro. Pero Raymond Torres, economista del think tank Funcas de Madrid, sostiene que evidencias recientes muestran que salarios más altos generan un mayor gasto, lo que da lugar a que haya más contrataciones, compensando la mayor parte de la pérdida de empleos.

Desaceleración

El momento elegido para el aumento crea más incertidumbre: España, al igual que toda Europa, está entrando en una desaceleración que podría agravarse este año. «Estamos en aguas desconocidas. Nadie sabe con certeza cuál será el impacto», cuenta telefónicamente la analista de Moody's Kathrin Mühlbronner. Esto «efectivamente ocurre en un momento desafortunado».

El experimento va ser seguido de cerca por el Banco Central Europeo, en su labor de controlar los mercados de empleo y la inflación subyacente en la zona euro. Asumiendo que las empresas trasladen los mayores costes laborales a los consumidores, la inflación podría dispararse un máximo de 0,4 puntos porcentuales el año que viene, según las estimaciones de Bloomberg.

Los margenes empresariales han crecido en los últimos años, por lo que algunas compañías podrán absorber a la perfección los mayores costes laborales. Las que no puedan tendrá que reducir las jornadas de los empleados, dejar de contratar o despedir.