El del canario Pedro Gómez-Pablos es uno de los nombres más mencionados en los últimos días en la prensa salmón y los círculos financieros del país. El ingeniero está decidido a plantar cara al multimillonario ruso Mikhail Fridman en la batalla por hacerse con el control de Distribuidora Internacional de Alimentación (DIA), firma de la que dependen unos 40.000 puestos de trabajo. La solución española para que DIA no caiga bajo el control de Fridman ?el Gran Jefe, tal como lo bautizó durante una investigación la Policía Nacional? tiene como escollo su menor peso accionarial en la entidad. Pero también tiene fortalezas. Fundamentalmente dos: el hecho de que el consejo de administración de DIA no vea con buenos ojos la OPA del magnate ruso y la intención de que nadie salga damnificado en la operación.
El pasado lunes 5, el grupo Letterone Retail comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su interés por lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el 70,999% del capital social de DIA, la parte que no está bajo su control. Letterone Retail, que valora la compañía alimentaria en poco menos de 420 millones, es un grupo inversor liderado por Mikhail Fridman, magnate ruso de origen ucraniano que estuvo siendo investigado por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional. El Gran Jefe estuvo bajo la lupa policial, tal como adelantó El Confidencial, por el papel desempeñado por Letterone en la quiebra del Grupo ZED. Y más en concreto por el supuesto empleo de tácticas fraudulentas, obstruccionistas e incluso de amenazas y coacciones en su intento de control de la empresa tecnológica, según se recoge en el informe de la UDEV a raíz de las denuncias presentadas ante la Fiscalía Anticorrupción por los empresarios fundadores del Grupo ZED.
Los canarios Pedro y Pablo Gómez-Pablos saltan a la palestra solo dos días después de que el holding financiero diera a conocer sus intenciones. El día 6, los hermanos y Naturinvest informaban a la CNMV de que habían llegado a un acuerdo de sindicación de acciones. Los 18,3 millones de títulos de Naturinvest ?firma propiedad de los herederos de Carrefour?, los 1,38 millones de Pablo Gómez-Pablos y los 547.500 títulos de la sociedad limitada Altocapital Inversiones, al mando de la cual está Pedro Gómez-Pablos, representaban así un 3,2496% de las acciones de DIA. Los dos hermanos isleños y los herederos de Carrefour salían así a escena con la posibilidad de una contra-OPA que mejorase la oferta del holding del polémico multimillonario. Sin embargo, apenas una semana después del acuerdo anti-Fridman, Pablo Gómez-Pablos decidió salirse de la operación conjunta.
Pablo sigue siendo accionista de Unión Martín, cuya sede principal está en Las Palmas de Gran Canaria. Unión Martín, que se ha abierto hueco en el mercado internacional, se dedica a la producción y comercialización de productos del mar: pulpo, calamar, chocos, lenguado... Pablo Gómez-Pablos sigue así relacionado con la empresa canaria ?suministradora de firmas como Mercadona, curiosamente competidora de DIA? pero ya no participa en su día a día, tal como aseguraron a este diario fuentes de la entidad. Su salida del acuerdo de sindicación de acciones dejó a Naturinvest y a su hermano Pedro sin 1,38 millones de títulos, si bien continúan representando más del 3% del capital social.
Así pues, Pedro Gómez-Pablos se ha quedado como el rostro español, canario para más señas, de esta apuesta por desbaratar las intenciones del magnate ruso. Pedro es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y se ha labrado una destacada carrera en la que ha sido fundador de firmas de telecomunicaciones e ingeniería, ha trabajado también en los sectores inmobiliario y financiero y, entre otros cargos, ha ejercido como consejero de Administradora de Archivos. Tras alejarse unos años de las páginas de la prensa salmón, Gómez-Pablos ha conseguido ahora aglutinar los intereses de distintos accionistas para intentar hacerse con DIA.
La salida de su hermano Pablo de la operación se ha compensado con el anuncio del fichaje del empresario belga Jean Derély, fundador e inversor en startups tecnológicas. Desde el sindicato de accionistas ya han dejado claro que "darán batalla" por el control de la empresa. "Esta operación se debe resolver en el terreno económico, que es donde daremos la batalla para hacernos con DIA", explicaron en una nota.
No obstante, en esta particular guerra también mueve ficha la Asociación de Accionistas Defensores de DIA (AADD), que aglutina en su mayor parte a pequeños inversores. Desde la AADD califican de "ataque programado" la OPA lanzada por el Gran Jefe.
