El Comité de Gestión de Cítricos (CGC), organismo con sede en València que aglutina a las grandes empresas productoras y comercializadoras, se desmarcaron ayer de las prácticas realizadas por algún operador naranjero asentado en territorio nacional que, en plena crisis por el hundimiento de precios y la falta de recolección en la campaña 2018-2019, sigue importando agrios de Egipto, que llegan a través del Puerto de Castelló.
Según las informaciones recabadas por la entidad, de ser cierta tal cosa, se tratarían de unos pocos contenedores que podrían haber sido adquiridos por asentadores que operan en los mercados mayoristas o por otro tipo de intermediarios, no de exportadores españoles asociados al Comité, que por estas fechas se abastecen de los campos españoles. El presidente del CGC, Manuel Arrufat, reclama al sector «responsabilidad» e insiste en que «en las difíciles circunstancias actuales no conviene buscar cabezas de turco».
Algo más de un centenar de citricultores, convocados por AVA-Asaja y Fepac-Asaja se concentraron ayer frente al citado recinto para protestar por la llegada de naranjas navels procedentes del país africano. Durante los últimos cinco años, de acuerdo con los datos oficiales, las importaciones de agrios procedentes de Egipto se han disparado un 83%, al pasar de 184.000 toneladas en 2014 a 339.000 en 2018.
El presidente de AVA Cristóbal Aguado, y el de Fepac, José Vicente Guinot, anunciaron que van a informarse y «hacer públicos los nombres de los comercios y los supermercados que importan y venden esas naranjas traídas de fuera para que la sociedad sepan quienes son los enemigos de nuestra citricultura».
