La Real Academia de Ingeniería organiza en València el I Congreso nacional sobre las mujeres en la ingeniería, la tecnología y la industria. Con este foro quiere promover el acceso de las jóvenes a las llamadas carreras «STEM» (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
Pérez de Vargas es ingeniero naval y oceánico por la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del consejo de dirección de Academy Cube, plataforma europea que sirve como puente entre la industria y el talento en ingeniería, tecnología y TIC. En declaraciones a Levante-EMV analiza la situación de las mujeres en este ámbito profesional. Considera necesario «visualizar la importancia del talento femenino en la industria para el desarrollo social y económico».
¿Por qué hay pocas mujeres ingenieras en el mundo de las empresas?
Porque en los últimos años hemos perdido en España alrededor de un 25 % de estudiantes de ingeniería y de tecnología. Si tenemos en cuenta que hay más mujeres que varones cursando estudios universitarios en nuestro país, alrededor del 54 %, no se entiende que el número de mujeres que optan por las carreras de ingeniería sea sólo de un 23 % del total; es decir que uno de cada cuatro matriculados es mujer. Y ese porcentaje a duras penas supera el 10 % de las alumnas de informática.
Tal vez algunos estereotipos asociados a carreras técnicas, la falta de referentes femeninos y un marcado estigma social hacen que se decanten por otras profesiones, ¿no?
Claro, pero sin duda la promoción de los estudios de materias relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son claves para luego poder llegar al ámbito de dirección de las empresas, tanto en las grandes como en las pequeñas y medianas compañías. Se potencia la idea de que para dedicarse a ciertas carreras es necesaria una enorme brillantez innata que las mujeres carecen. Puede ocurrir que la niñas crezcan pensando que 'los genios son ellos'. Tenemos que eliminar estos estereotipos perjudiciales. Es determinante la influencia del medio social, como los padres, los profesores, otros niños o los medios de comunicación.
Entonces, ¿Las mujeres no acceden a profesiones tecnológicas por un error de base; es decir, que no se trabaja bien desde el ámbito educativo?
La desigualdad se acentúa si no se corrige la participación de mujeres en esas titulaciones universitarias y en determinantes entornos profesionales. La industria, por ejemplo, está muy masculinizada. En los consejos de administración de las empresas del Ibex tan sólo hay un 18 % de mujeres, una proporción que cae al 11 % en el caso de los comités ejecutivos de esas grandes compañías cotizadas.
Las contribuciones de las mujeres, ¿se invisibilizan y se desprestigian?
Hay que aprovechar el talento femenino y ese se el objetivo de iniciativas como este congreso (se celebra el próximo lunes 4 de marzo en València) de mujeres en la ingeniería, la tecnología y la industria. El liderazgo femenino es clave para las empresas, mejoran su cuenta de resultados, su ventas y sus beneficios. También la reputación corporativa. Queremos analizar su valor actual, una cuestión tan importante como la transformación de la sociedad a través de la digitalización o el futuro de la energía, una palanca clave de crecimiento.
¿Sería usted capaz de mencionar el nombre de alguna ingeniera que haya cambiado el mundo en que vivimos?
Una figura paradigmática fue Emily Roebling, codiseñadora junto con su marido del puente de Brooklyn que no alcanzó reconocimiento hasta que, por la enfermedad de su marido, tuvo que liderar el proyecto con un éxito total. Pensando en el siglo XXI y en cambiar el mundo no puedo dejar de recordar a nuestra ingeniera más internacional, Nuria Oliver, con conocimiento y pasión suficiente para mejorar la sociedad gracias a la tecnología.
