El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, ha dado por seguro que no existe unanimidad entre los países de la Unión Europea para sacar adelante, la llamada 'tasa Google', el impuesto a los gigantes digitales a nivel europeo debido a la oposición de Suecia, Dinamarca, Irlanda y Finlandia.

"Creo que es bastante probable que no tengamos un acuerdo a Veintiocho", ha asegurado el francés a su llegada a la reunión de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin), en la que los 28 deben tomar la decisión de seguir intentando aprobar este gravamen o fiar su futuro a las conversaciones en el seno de la OCDE.

La iniciativa, al ser una reforma fiscal necesita el visto bueno de todas las capitales del bloque comunitario, pero cuenta con la oposición de Estocolmo, Dublín y Copenhague. A estos tres países se ha sumado también Finlandia, cuyo ministro de Economía en funciones, Petteri Orpo, ha explicado que el parlamento nacional rechaza el impuesto.

Moscovici, sin embargo, ha celebrado que la "gran mayoría" de los socios comunitarios estén "comprometidos", algo que ha calificado como un "paso adelante" que da cuenta de la necesidad de "avanzar". "Avanzar quiere decir que hay que trabajar a nivel de la OCDE, pero también no abandonar el marco de la UE", ha dicho.

El francés, además, ha subrayado que no retirará la propuesta legislativa de la Comisión Europa porque considera que es "una base de trabajo" tanto a nivel internacional como nacional".

Su compañero en el Ejecutivo comunitario, el vicepresidente para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, ha señalado que la economía es "cada vez más digital" y el sistema fiscal europeo "pertenece a un tiempo" principalmente físico. "Necesitamos ajustar nuestro sistema fiscal a la nueva realidad digital", ha reivindicado.

La propuesta original de la Comisión Europea abogaba por crear un impuesto del 3% sobre la facturación de las multinacionales digitales con unos ingresos que superen los 750 millones en todo el mundo y los 50 millones en el bloque comunitario.

En particular, la tasa temporal gravaría los ingresos generados por actividades en las que los usuarios juegan un "papel importante" en la creación de valor y que son difíciles de "capturar" por las reglas fiscales actuales.

La propuesta generó el rechazo de muchas capitales europeas, más partidarias de esperar a las negociaciones en el seno de la OCDE. En los primeros debates que mantuvieron los ministros de Finanzas de la UE se discutió, de hecho, si implantar el impuesto hasta que hubiera un acuerdo en el foro global o incluso la posibilidad de aprobarlo a nivel europeo pero retrasar su aplicación hasta que se fuese imposible conseguirlo a nivel mundial.

Francia, el principal impulsor del gravamen, y Alemania llegaron a un acuerdo con el que pretendían salvar la iniciativa y que limitaba el impuesto a la venta de espacios publicitarios. La denominada 'tasa Google' aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez es muy similar a la propuesta de Bruselas.