El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, prometió ayer actuar con «rigor» y seguir colaborando con la justicia para esclarecer cuanto antes el caso Villarejo, y presumió de la honestidad e integridad de la entidad. El caso de las supuestas escuchas encargadas por el BBVA al grupo Cenyt del excomisario Villarejo fue, como era previsible, el tema estrella de la junta, y más después de la renuncia el jueves del anterior presidente, Francisco González, a la presidencia de honor para «no dañar al banco.

Torres Vila, en su primera junta como presidente, quiso agradecer el gesto a su antecesor y recordó a los accionistas, antes de dar la palabra a los trece que intervinieron, que el banco inició a mediados de 2018 un análisis interno tras las primeras informaciones que relacionaban a BBVA con Villarejo. Pero todo cambió el pasado 9 de enero, al salir a la luz informaciones que hablaban de seguimientos e intervenciones telefónicas a miembros del Gobierno, la competencia e incluso periodistas, que de ser ciertas, serían conductas «muy graves, deplorables y contrarias a los valores del banco», dijo. A partir de entonces, la investigación de BBVA se amplió y por eso desde mediados de enero se cuenta con los despachos de abogados Uría, Garrigues y la consultora PwC.

La gran sorpresa de la junta la protagonizó el expresidente de Sacyr Luis del Rivero, que intervino como accionista y negó que el intento de tomar el control del BBVA que encabezó la constructora en 2004 obedeciera a «razones políticas», como se ha hecho creer a la opinión pública. Lejos de la política, el intento de abordaje contaba con el apoyo de las más de 80 familias vascas que mandaban en el banco hasta que FG echó a casi todos sus representantes en el consejo.