El grupo cementero turco Çimsa Çimento Sanayi Ve Ticaret A.S. será, salvo impedimento, el nuevo dueño de la histórica cementera de Buñol. Su actual propietario, el gigante mexicano Cemex, ha alcanzado un acuerdo vinculante con ese competidor para traspasar su negocio de cemento blanco en España por aproximadamente 180 millones de dólares, al cambio 158 millones de euros.

En un comunicado difundido ayer, Cemex señaló que el acuerdo final podría llegar en abril de 2019 y concluir la venta durante la segunda mitad de 2019. El cierre de esta transacción estará sujeto al cumplimiento de condiciones habituales para este tipo de transacciones, las cuales incluyen la autorización de reguladores.

El grupo turco se ha comprometido a adquirir todo el negocio de cemento blanco (capacidad productiva y distribución), con lo que en la planta quedarán inactivas las instalaciones de cemento gris.

Según la nota hecha pública por Cemex, el grupo sacrifica Buñol como parte de la estrategia para sanear sus cuentas. «Esta transacción es parte de la optimización en curso del portafolio del grupo que fue anunciada en 2018 como parte del plan «Un Cemex más fuerte. Una vez concluida, permitiría a la empresa concentrarse en los activos más idóneos para crecer en el contexto del plan de negocios actual de la empresa. Los recursos que se esperan obtener de esta desinversión serían utilizados principalmente para reducción de deuda», señala.

Icono industrial

La cementera, que cumplió en 2017 un siglo, es un icono industrial valenciano. La compañía de la saga Serratosa protagonizó en 1992 la mayor venta de la historia de España, valorada entonces en 125.000 millones de pesetas. Después en pleno boom económico, en 2007, Buñol inauguraba el mayor horno de cemento blanco de Europa, con una inversión de más de 50 millones. El hundimiento de la obra pública y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejaron bajo mínimos el negocio de Cemex en España. Las pérdidas de los últimos años han empujado a tomar medidas drásticas. Antes de esta venta, ya se presentó un ERE de 188 trabajadores y el cierre de dos de sus siete plantas en España, la de Lloseta (Mallorca) y la de Gádor (Almería).

En una reciente entrevista con Levante-EMV, el director de Cemex en España, Pedro Palomino, describía como una tormenta perfecta la situación de la planta valenciana. No solo por el hundimiento de la actividad, sino también por unos costes energéticos y presión impositiva que no sufren los nuevos competidores de países como Egipto, Croacia o, precisamente, Turquía.

El grupo turco Çimsa, que no ha explicitados sus planes de actividad en Buñol, fue creado en 1972 y es una de las compañías líder del sector industrial del cemento turco. En la actualidad, Çimsa reparte su actividad entre cinco fábricas de Mersin, Eskisehir, Kayseri, Nigde y Afyonkarahisar, una instalación de molienda en Ankara y dos instalaciones de embalaje de cemento, una situada en la sucursal de Marmara y otra en la de Malatya.

Además de ser una de las tres primeras marcas del mundo de cemento blanco, cuenta con cinco fábricas en Turquía y con distribución en Alicante y Sevilla, además de Hamburgo (Alemania), Trieste (Italia), Famagusta (República Turca del Norte de Chipre), Constanza (Rumanía) y Novorossiysk (Rusia), según explica en su página web corporativa.