El exdirector de sociedades participadas de BFA, Matías Amat, señaló ayer en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia que la gestión de Banco de Valencia, de la que el grupo ostentaba el control, no era competencia de su área, la cual «era escasa» ya que eran «muy pocos» y el trabajo les «desbordaba».

El antiguo directivo, mano derecha de Miguel Blesa en su etapa en Caja Madrid, compareció ayer en calidad de testigo ante la Audiencia Nacional durante apenas una hora, en la que relató que su departamento tampoco se ocupaba de la contabilidad ni de los préstamos.

Por lo que respecta a Banco de Valencia, Amat afirmó que en el momento de su nombramiento como directivo de este área le comunicaron que no iba a ser de su competencia.

«Supongo que sería el Consejo de Administración a propuesta del presidente o del vicepresidente, pero a mí me llegó que no tenía responsabilidad sobre el banco», aseveró a la sección cuarta de la sala de lo Penal, que hace dos años le condenó a un año menos un día de cárcel por las tarjetas «black» de Caja Madrid.

Por ello, indicó, no habló en ningún momento sobre la situación de la entidad valenciana con el que fuera presidente de Bancaja, José Luis Olivas. Amat tampoco estuvo al tanto de las salvedades incluidas en los informes de auditoría de las cuentas de 2011, ni sobre el expediente abierto por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) a la firma Deloitte en relación con las cuentas de Bankia.

Respecto a la salida a Bolsa de Bankia, recordó que él mismo invirtió en acciones que mantuvo «hasta después de dejar el grupo» en septiembre de 2011, puesto que «nada hacía indicar que pasara lo que luego pasó».