La Comisión Europea tomará cartas en el asunto para reforzar los controles fitosanitarios en las importaciones citrícolas de Brasil, pero asegura que las compras realizadas a Sudáfrica «no han supuesto perturbaciones de mercado». En plena recta final de la campaña naranjera 2018/2019 en la Comunitat Valenciana, caracterizada por el desplome de envíos hacia el viejo continente, con un 25 % de la producción sin recolectar y el hundimiento de precios en origen, el Ejecutivo comunitario aprueba medidas que no satisfacen al campo valenciano.
Efectivamente, Bruselas acaba de ratificar una Decisión de Ejecución (2019/449, DOUE de 20 de marzo) donde anuncia el control de entrada en las partidas de cítricos de Brasil porque en 2018 se notificó un «número significativo de interceptaciones del organismo nocivo Phyllosticta citricarpa»; más conocida como «mancha negra». Sin embargo, sostiene que no existen argumentos de peso para aplicar cláusulas de salvaguardia tras el tratado comercial entre la UE y Sudáfrica suscrito hace tres años.
Bruselas sólo pone el foco en el citado país sudamericano. La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, tan sólo se aviene a decir ahora que se deben reforzar los requisitos para la introducción en la Unión Europea de los cítricos originarios de Brasil y, por consiguiente, se deben reforzar los requisitos de inspección fitosanitaria para introducir en la UE esos frutos de tal forma que estén sujetos a los mismos que ya rigen para las importaciones de cítricos originarios de Argentina, Sudáfrica y Uruguay.
Así respondió la comisaria a la eurodiputada española Carolina Punset, exdirigente de Ciudadanos. Y todo eso a pesar de que el país africano ocupa el segundo lugar como suministrador de cítricos al mercado de la Unión Europea, después de España, con una media de unas 645.000 toneladas por campaña, si bien en 2018 llegó al récord de 813.318 tn.
El mayor volumen de naranjas sudafricanas desembarcaron en la Unión Europea -sobre todo a través del Puerto de Rotterdam- durante el periodo que va desde julio hasta mitad de octubre, donde cuentan con arancel cero. En ese sentido, durante 2018 entraron 444.125 toneladas, lo que supone un 6,9 % más en comparación con 2017 y del 9,7%, en comparación con las dos campaña precedentes. Según un informe del Ministerio de Agricultura, de los principales países suministradores de cítricos de fuera de la UE solo descendió en el caso de Marruecos. Además bajaron algunos suministradores menos importantes como Israel, China, Estados Unidos y Brasil.
Las cifras de comercio exterior correspondientes a 2018 revelan que las principales importaciones de cítricos de la Unión Europea procedieron de Sudáfrica; seguida por Egipto (339.648 t, un 18,5% más), Marruecos (263.103, un 4,6% menos), Turquía (325.616 t, un 54,6% más) y Argentina (232.062 t, un 16,3% más).
Reforzar Intercitrus
En busca de soluciones, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha vuelto a abogar esta semana por contar con una interprofesional «potente» en el sector de los cítricos que funcione en toda España para afrontar los retos del futuro. El responsable de la política agraria del Gobierno central ha reconocido que la campaña de los cítricos ha sido «mala» y es necesario «sacar lecciones de lo ocurrido». La administración pública aboga por incrementar el número de organizaciones de productores en España, ya que tan sólo representan un 34 % de los citricultores están integradas en estas estructuras, claves para defender la comercialización y poder acceder a las ayudas de la Unión Europea, entre otras ventajas.
Además, el Ministerio de Agricultura ha presentado 16 medidas para revitalizar el mercado de los cítricos y con las que pretende ajustar la oferta, mejorar la estructura y favorecer la internacionalización. Entre estas medidas pondrá en marcha una línea de crédito de 40 millones de euros mediante la subvención del coste de los avales, así como bonificaciones fiscales. Con todo, la Plataforma per la Dignitat del Llaurador organiza nuevas protestas ante la crisis, como la manifestación para este domingo en València.
