La Asociación Valenciana de Agricultores (Ava-Asaja) pidió ayer a la Comisión Europea que «analice el impacto devastador que está teniendo el aumento de un 40% de las importaciones citrícolas en seis años», algo a lo que se comprometió el representante del ejecutivo comunitario, João Onofre, según ha informado la asociación agraria en un comunicado.

Este compromiso salió de una reunión mantenida en Bruselas por el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado, y el secretario general de la organización, Juan Salvador Torres, con el jefe de la unidad de frutas y hortalizas de la dirección general de Agricultura de la Comisión Europea, Joao Onofre, y el especialista en cítricos de ese departamento, Jesús González-García.

En el encuentro, la organización agraria expuso «las nefastas consecuencias que el incremento de las importaciones de cítricos de terceros países, fruto de la firma de acuerdos comerciales por parte de la UE, están teniendo sobre el desarrollo de la campaña», una cita a la que también acudió el director de Comodities, Comercio y Tecnología del Copa-Cogeca, Daniel Acevedo, cuya organización agrupa a las entidades agrarias y las cooperativas europeas y que «respalda las reivindicaciones de Ava en esta materia».

Los dirigentes agrarios valencianos hicieron entrega de un documento «basado en datos oficiales del Ministerio de Agricultura a partir de las cifras que maneja Eurostat, en el que puede apreciarse que durante los últimos seis años los principales países que exportan cítricos a Europa han aumentado sus envíos un 40 por ciento».

De este modo, señalaron que, por países, los incrementos registrados «son muy significativos» y entre ellos destaca el caso de Egipto -con una subida del 88,8%- o de Marruecos -con un crecimiento del 112,8%- si bien Sudáfrica es el país que mayor volumen de toneladas remite a los mercados comunitarios.

Asimismo, Aguado también enfatizó «con cifras en la mano que los acuerdos comerciales firmados en condiciones de clara desventaja competitiva para las producciones europeas y sin que se apliquen los mínimos criterios de reciprocidad exigibles» les ponen «en una situación cada vez más complicada».