El exdirector de Inspección del Banco de España Pedro González admitió ayer que el Banco de España «no supo o no pudo» diagnosticar adecuadamente la situación real de Bancaja, «que era peor de lo que pensábamos», antes de integrarse con otras seis para dar lugar a Bankia.

En su segunda jornada de declaración como testigo en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia, González defendió el trabajo realizado por los equipos de inspectores, de una gran profesionalidad y que trabajaban «en un régimen de semiesclavitud» con horarios muy exigentes.

Pero eso no fue suficiente para acertar con el diagnóstico de Bancaja, explicó, y añadió que hay que reconocer que estaba peor de lo que se pensaba y que ya en el último trimestre de 2011 se empezó a detectar cómo aumentaba la morosidad en cantidades alarmantes.

A ninguna entidad se la obligó a integrarse, pero sí se les dijo que, «si no se integraban, estarían en una situación dramática»; seguramente a Bancaja se la instó a que se integrara en algún sitio, pero «no con Caja Madrid», dijo, y puso en duda que los entonces gobernador y subgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez y Javier Aríztegui, respectivamente, lo hicieran.

González reiteró en varias ocasiones que la labor del Banco de España no es dar una imagen fiel de una entidad financiera o vigilar la formulación de cuentas, tareas cuya responsabilidad recae en el auditor y en los administradores. De hecho, cuando se enteró de que Bankia había formulado sus cuentas de 2011 sin el informe del auditor, lo que supo por la prensa, se quedó muy sorprendido.