La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) acaba de vender en València un edificio aledaño a su sede, en la calle Blanquerias de València. Se trata de un edificio con planta baja y dos alturas, ubicado en la plaza del Autor, a espaldas de la sede, en pleno centro histórico, y que goza de protección patrimonial al tratarse de una construcción de la época medieval que albergó una industria ligada a la peletería.
El inmueble fue adquirido en el pasado por la SGAE para ampliar sus instalaciones con algún fin ligado a las actividades artísticas. Hoy, sin embargo, la entidad se encuentra en medio de una profunda crisis, y el Ministerio de Cultura ha iniciado los pasos para intervenirla. La entidad se ha desprendido de algunos activos en España, entre ellos este de València. El edificio ha sido traspasado ahora a un patrimonio familiar valenciano, con intereses inmobiliarios en Valencia y Madrid. El inversor, que prefiere mantener el anonimato, traslada que ha realizado la adquisición sin un destino claro, aunque podría tener un uso comercial. El inmueble cuenta con más de 800 metros repartidos en tres alturas, y se encuentra en estado de abandono.
Creus: Aún hay margen en el centro
Tras unos años de toma de posiciones de inversores en Ciutat Vella, sobre todo para desarrollar proyectos hoteleros, el distrito ha comenzado a resentirse debido a la moratoria fijada contra los establecimientos hoteleros con el objetivo de frenar la terciarización del barrio. Con todo, «todavía hay margen», explica Alejandro Creus, consultor inmobiliario y director de Realzia Inmoinversiones, que ha intermediado en esta operación.
«Estudiando la ficha de cada inmueble se podrían encontrar usos compatibles con algún terciario o terciario de tipo hospedaje. Pero es un trabajo muy laborioso y los inmuebles son de tamaño reducido. Eso limita a los operadores, que buscan un numero mínimo de habitaciones o apartamentos», apunta.
Según el consultor, la moratoria está teniendo un efecto en los márgenes de Ciutat Vella, concretamente en barrios como el Botànic o Russafa, donde están subiendo los precios del metro cuadrado. Son el destino natural para los inversores interesados en nuevos proyectos.
