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Análisis

El independentismo asalta el empresariado

La dejadez y apuros de la patronal y la vitalidad de la sociedad civil explican el triunfo del soberanismo en la Cámara de Barcelona

El independentismo asalta el empresariado

¿Cómo es posible que el independentismo catalán se haya hecho con las riendas de la Cámara de Comercio de Barcelona, una institución que, al igual que sus homólogas del resto de España y sobre todo después de la última reforma legal, está diseñada para ser controlada por la patronal de cada zona?Desidia, dejadez y apuros económicos de Foment del Treball, además de un tablero de juego muy complejo, con una fuerte movilización política y de la sociedad civil catalanas, explican un movimiento que ha dejado boquiabiertos a los empresarios españoles, según las diversas fuentes consultadas ayer en la patronal autonómica CEV y la Cámara de València.

Aquí, al igual que sucede en la mayor parte de España, las patronales tienen el control de las cámaras, bien a través de los vocales que designa directamente, las grandes empresas que pagan una cuota anual o las federaciones y asociaciones sectoriales. Este último grupo es el más numeroso. 40 en València. En torno a dos tercios del pleno. Se divide en epígrafes según la actividad económica. A mayor número de empresas, más vocales. Por ejemplo, el comercio elige nueve. Tradicionalmente, las distintas organizaciones de la patronal pactan a sus representantes y son pocos los grupos donde hay votaciones efectivas. Dicho de otro modo, si la patronal autonómica se implica en el proceso electoral y se lo trabaja y no tiene competencia, su control del pleno cameral es absoluto.

Y esto es lo que no ha sucedido en Barcelona por varios motivos. El nuevo presidente de Foment del Treball, la patronal catalana, Josep Sánchez Llibre, que fue diputado por Unió Democràtica, ha trasladado a sus compañeros en la CEOE la idea de que no se ha inmiscuido en la pelea cameral a propósito, por dar una imagen de independencia entre ambas organizaciones. Sin embargo, las fuentes consultadas en València hablan de «dejadez y desidia», de una patronal que representa sobre todo a las grandes empresas y donde sigue anidando una gran desconfianza hacia el mundo cameral. De hecho, apuntan que los dirigentes de Foment incluso afirman que lo sucedido en la Cámara de Barcelona les beneficia porque les otorgará una imagen de seriedad de la que a partir de ahora carecerá la corporación de derecho público, según su criterio.

Sin embargo, la falta de implicación de Foment tal vez tenga que ver también en que carece del poderío representativo, por ejemplo, de la valenciana CEV. Y es que en Cataluña la representación empresarial se la disputa Foment con Pimec, una organización de pymes bien vista por el soberanismo y apoyada en esta ocasión por la Generalitat. A esto se añaden las dificultades económicas en Foment, lastrada por la disputa con Pimec sobre representatividad que le había cortado el acceso al dinero de la administración. Recientemente, se ha llegado a un acuerdo para su acceso a la Ley de Participación Institucional, que en el caso valenciano solo beneficia a la CEV. Allí, el reparto de fondos se hará de la siguiente forma: 55 % para Foment y 45 % para Pimec.

A todo esto hay que sumar que la Asamblea Nacional Catalana, la principal organización civil soberanista, se decidió por luchar por el pleno de la cámara barcelonesa y ha acabado por comerles terreno a las otras dos organizaciones, una circunstancia bien vista por el Consell soberanista. No es algo nuevo, porque la ANC, además de su influencia en los partidos políticos y la Generalitat, se ha caracterizado por su empeño en ser permeable a todos los estratos de la sociedad donde es posible.

El caso de Seat, según las fuentes consultadas, es emblemático. La gran empresa automovilística catalana solo obtuvo siete votos en el epígrafe por el que se presentaba y se ha quedado fuera. En circunstancias normales, la patronal habría garantizado su presencia en el pleno cameral. La movilización de pequeñas empresas de su sector explica el fracaso, que, por otro lado, es un aviso para navegantes a las organizaciones empresariales poco atentas a las pymes, inmensamente mayoritarias en todo el territorio español. En este sentido, las citadas fuentes recordaron que no hace mucho tiempo la Pimec trató de crear una plataforma de pymes de ámbito nacional que no prosperó «pero que ya hizo ver que se estaban moviendo y que recibían dinero».

Las fuentes consultadas consideran que el resultado electoral en la cámara barcelonesa es «un error de visión» de Foment. «Hay que luchar en todas las plazas», apunta un dirigente consultado por este diario que prefirió el anonimato. La consecuencia de todo ello es que se «va a radicalizar» la corporación catalana, hasta el punto de que «dejará de ser una cámara convencional y pasará a ser un instrumento de la independencia». No recibirá dinero de las grandes empresas y, según cuál sea su comportamiento, también puede perder recursos de la Cámara de España, pero «contará con los convenios de la Generalitat», coinciden todos los consultados, que serán «generosos». En este sentido, las citadas fuentes no descartan que tenga la tentación de crear una Cámara de Cataluña que se oponga a la de España, que preside el empresario de Freixenet, José Luis Bonet. Incluso, no descartan que estos movimientos ya irreversibles acaben teniendo consecuencias para la propia CEOE, la patronal española, dado que del proceso Foment «sale muy tocada». En las cámaras creen que la pérdida de crédito de la de Barcelona «nos afecta a todos, porque cuando tocas una marca...».

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