La economía circular, una estrategia de producción que pretende reducir el uso de recursos en el ciclo de la fabricación, ya no es una cuestión de literatura de responsabilidad social corporativa. Parece que ha llegado para quedarse. Y la apuesta decidida de las grandes cadenas de comercialización está arrastrando también a sus vastas redes de proveedores.

En la C. Valenciana, el gigante sueco de los muebles y productos para el hogar Ikea, cuenta con un proveedor importante, Cotoblau, que está en plena transformación por el arraste de su cliente principal. Según explica Càndid Penalba, presidente de la firma, a partir de octubre el 80% de los productos que vende en buena parte del mundo a través de las tiendas Ikea van a estar fabricados a partir de botellas de plástico PET.

Ikea se ha marcado el año 2020 como fecha para empezar a potenciar a gran escala las políticas de sostenibilidad y la economía circular dentro de su negocio. Hace unos días, sin ir más lejos, anunció en València que lanzará una colección elaborada con plásticos recogidos en las costas españolas. La iniciativa está ligada a un proyecto de tintes ecologistas que pretende limpiar las aguas de los productos que quedan atrapados en las redes de los marineros.

Pero esto se quiere llevar también a nivel industrial. Cotoblau es ahora mismo proveedor de ocho familias de productos y ya sirve algunos con materias primas 100% recicladas. Con todo, para el principal producto que vende a Ikea, su protector de colchón impermeable del que produce varios millones al año, han conseguido un desarrollo novedoso.

«En lugar de algodón con base de poliuretano, que es lo que hacíamos, a partir de octubre lo haremos con hilo de rPET, es decir, un hilo de poliéster que se extrae de las botellas que ya se han utilizado. De ahí se saca la fibra y con ella fabricamos el hilo, y con él, el tejido», explica el empresario textil.

Se trata de un caso de economía circular de libro. Además de utilizar como materia prima botellas de plástico ya usadas, después de su uso por parte de los consumidores finales de Ikea podrá reciclarse de nuevo para recuperar nuevas fibras e hilos.

«Esto está revolucionando ahora mismo toda la industria del textil. Con el potencial de Ikea a nivel mundial, están abriéndose nuevas plantas de reciclado de este tipo de fibras. Nosotros nos abastecemos de plantas de India, Rumanía e Irlanda, que nos dan garantías de trazabilidad y uniformidad en color. Es un gran reto, y la industria europea tiene que aprovechar para destacarse de la competencia que apuesta únicamente por precios bajos», señala Penalba, que es presidente de la patronal española del textil.

Precisamente, el giro de sostenibilidad va a producir un leve incremento de costes que repercutirá en el precio final. «Eso se valorará más en países avanzados pero debido a la sensibilidad que cada vez se extiende más confiamos en que al final se tendrá en cuenta», añade.

La firma con sede en Ontinyent, especializada en fundas de colchón, no para de crecer al calor de Ikea. En el último año ha acometido importantes inversiones y ha ampliado su superficie, que ya bordea los 25.000 metros cuadrados. Ha cerrado 2018 por encima de los 31 millones en ventas. Este año comienza a producir dos nuevas referencias para Ikea (cojines), que se suman a los 7 productos que ya le fabricaba.