Familiares, unos cuantos amigos y algunos exempleados de la firma de cerámica que fundó junto a sus hermanos a mediados del siglo XX acudieron tarde al Parque de la Paz de València para rendir el último homenaje a José Lladró, uno de los empresarios valencianos más emblemáticos de la última centuria, que falleció el pasado lunes a los 91 años.

Fue un acto celebrado casi en la intimidad, al que no acudió ningún político ni de los de ahora ni de los de antes. Tampoco dirigentes empresariales. Sí asistieron viejos colegas de profesión como Silvino Navarro, Andrés Ballester o José Luis Quesada. La misa fue oficiada por cuatro sacerdotes y el obispo de Alcalá de Henares, el alicantino Juan Antonio Reig Pla.

El velatorio se había abierto a primera hora de la mañana y antes del funeral celebrado a las seis de la tarde pasaron por el Parque de la Paz destacados empresarios como Federico Félix, acompañado de su mujer María José, José Balaguer o Ricardo Císcar, de Dacsa.

Toni Ramos, que trabajó como escultor en la empresa cerámica hace años y que acudió al sepelio junto a otros excompañeros, aseguró que el fallecido José Lladró «era una persona muy próxima con todos, pero sobre todo con los escultores. Era el alma de la empresa».