El sector cooperativo de la Comunitat Valenciana es el tercero más potente de España por número de empresas y de empleo, con 2,5 millones de personas miembro de alguna cooperativa.

En la Comunitat hay 2.435 cooperativas que facturan casi 6.500 millones de euros en ventas, el 6,2 % del PIB, y el 84 % de sus empleados son indefinidos, con un 49 % de tasa de empleo femenino. La Comunitat Valenciana fue la que más personas incorporó como socias a nuevas cooperativas en 2018, con casi el 30 % del total de nuevas incorporaciones en España, lo que confirma «una tendencia alcista que se viene dando desde 2015».

Estos datos, de la Confederación de Cooperativas, fueron dados a conocer durante la celebración del Día Mundial del Cooperativismo que clausuró ayer el conseller de Economía, Rafael Climent, quien anunció nuevas medidas de apoyo y fomento del cooperativismo y la economía social.

El presidente de la Confederación, Emili Villaescusa, afirmó que la manera de hacer economía por parte de las cooperativas «hace que el mundo sea mejor».

En la inauguración de la jornada, el alcalde de València, Joan Ribó, destacó que el cooperativismo «garantiza más y mejor el trabajo digno en estos tiempos de precariedad» y es «una alternativa necesaria».

La Conselleria de Economía, señaló Climent, proyecta la inclusión de medidas que garanticen la preservación de las cooperativas, con planes de relevo generacional y asesoramiento para la transmisión empresarial.

Además, promoverá fórmulas cooperativas como una oportunidad para que los trabajadores «puedan recuperar empresas que se encuentran en situación de quiebra».

El conseller manifestó que en un contexto de cambio de modelo económico, el cooperativismo debe ser «una apuesta de futuro», y animó a «reivindicar el modelo cooperativo como una forma de tener una salida laboral decente, digna, justa y bien remunerada, dentro de una economía que sea cada vez más social».

Los representantes de las cooperativas valencianas reivindicaron el «trabajo digno y decente» y la necesidad de «satisfacer las necesidades de las personas», con el reto de que los valores de transparencia, solidaridad, democracia interna y el reparto de la riqueza formen parte de la sociedad. «La solidaridad no está reñida con la rentabilidad», resaltó Emili Villaescusa.