El exsecretario del consejo de administración del Banco de Valencia desde 2004 y hasta su intervención en noviembre de 2011, Eugenio Mata, aseguró ayer ante el juez que instruye la causa por el hundimiento de la entidad en la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, que el exconsejero delegado, Domingo Parra, «lo controlaba todo en el banco con el apoyo de José Luis Olivas», presidente de la entidad desde enero de 2004, cuando también se hizo cargo de Bancaja, que tenía el 40 % del banco valenciano, según aseguraron ayer a este diario fuentes de la acusación particular ejercida por la asociación de pequeños accionistas Apabancval.
Mata explicó al juez que el consejo de administración estaba informado de «cosas» internas de la entidad, pero «era dócil, no pedía explicaciones ni información y votaba lo que le proponían». Buena parte de esos vocales eran miembros distinguidos de la burguesía valenciana. El peso de este colectivo y el de Bancaja ascendía a un 70 % del capital, motivo por el cual «todo estaba decidido antes de la celebración de las juntas de accionistas», según las mismas fuentes.
Política de inversiones
El exsecretario del consejo indicó al juez, asimismo, que era Domingo Parra quien marcaba la política de inversiones del Banco de Valencia con la aquiescencia de Olivas. Mata añadió que el consejo fue informado en diciembre de 2010 de las dificultades del banco, concretamente de la opinión que tenía al respecto el Banco de España, que, según el relato del exdirectivo, le dijo a Parra «que no volviera más por allí» -su sede en Madrid, se entiende- ya en los momentos finales de su mandato.
Mata afirmó que en ningún momento el exconsejero delegado planteó su dimisión y que esta se produjo a principios de octubre de 2011, mes y medio antes de la intervención, forzado por el consejo de administración. El exsecretario añadió ante el juez que él «sabía» que el Banco de Valencia, ya en su etapa final, sería incapaz, como así sucedió, de cumplir sus compromisos de pagos en atención a la información que manejaba sobre riesgos y otros parámetros. También por esa época, según su relato, Parra le apartó de algunas de sus funciones y nombró para cubrirlas a personas de su confianza con menos conocimientos jurídicos.
Tras esta declaración, están pendientes para septiembre las de los dos últimos testigos -Francisco Celma, socio de la auditora Deloitte, y el exdirectivo de Bancaja, José Cortina- ambos a propuesta de la defensa de Olivas. Tras ellos, está previsto que Pedraz cierre la instrucción de este caso.
