El tratado de libre comercio entre la UE y los territorios del Mercosur ha producido una honda preocupación en los citricultores valencianos, que acaban de sufrir la peor campaña en tres décadas por la competencia desleal, aseguran, de los cítricos procedentes de Sudáfrica y Egipto. En el caso de las importaciones del Hemisferio Sur, las organizaciones agrarias culpan de la entrada masiva de naranjas de este país al acuerdo firmado con la UE en 2016. Es por ello que reclaman a Bruselas que refuerce especialmente los controles fitosanitarios en los cítricos sudafricanos.
Con la retirada de aranceles en los países productores de Mercosur, los citricultores valencianos temen que las naranjas de Argentina colapsen la fruta valenciana en la temporada estival. Cabe tener en cuenta que la fruta es el segundo producto que más importa el Mercosur a Europa, con una facturación valorada en los 54 millones de euros.
A fin de minimizar el impacto en el sector agroalimentario de los países productores de la Unión Europea, Bruselas ha establecido, recuerda el informe de la Cámara de Comercio de València, normas de cumplimiento sanitarias y fitosanitarias, estándares medio ambientales y derechos laborales. El objetivo de las mismas es evitar «la pérdida de competitividad de la empresa europea/valenciana respecto a las exportaciones sudamericanas».
La Unió de Llauradors presentó a primeros de julio un estudio sobre el tratado de Mercosur que alerta sobre las posibles incidencias para los diferentes sectores agrícolas y ganaderos. Según afirmó la organización agraria en un comunicado, «existe entre otras cuestiones una evidente inquietud por el desmantelamiento de la industria de transformación de zumos de cítricos ante el previsible aumento de las importaciones de Brasil; por el incremento de las importaciones de limones de Argentina; las repercusiones de la entrada de más producción de arroz, principalmente desde Uruguay o la incidencia en el sector apícola y vacuno de carne por el posible crecimiento de las entradas desde Argentina».
La entidad reitera «su inquietud ante la firma de acuerdos comerciales con terceros países sin estudiar los efectos a medio y largo plazo o las repercusiones que tienen entre los productores europeos ni los beneficios que provocan en esos terceros países para incrementar su producción al amparo de los mismos».
