El ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, pidió ayer a la Comisión Europea que reevalúe «los impactos positivos y negativos» para los distintos sectores agroalimentarios del acuerdo que la UE ha negociado con los países de Mercosur y prevea en consecuencia la activación de salvaguardas si fuera necesario. Como es conocido sectores agrarios como el citrícola valenciano han puesto el grito en el cielo por los perjuicios que creen que conlleva para ellos el citado pacto comercial.

«Lo que ocurre hoy no es lo mismo que va a ocurrir dentro de diez años. Va a haber evidentemente cambios y pedimos a la Comisión una evaluación más exacta de cuáles son los impactos positivos y negativos del acuerdo en los sectores», declaró Planas a la prensa en Bruselas, a su llegada a una reunión de ministros de Agricultura de la UE.

En opinión de Planas se trata de un pacto comercial «positivo», que definió como «moderno, equilibrado y estratégico» tanto para los intereses españoles como europeos, al tiempo que abogó por tratar de que sea un acuerdo «interesante» para el sector agroalimentario y que permita «reequilibrar» la situación de producciones clave para España como el vino o el aceite de oliva.

En cualquier caso, el ministro recordó que los tiempos serán largos porque el acuerdo que han anunciado Bruselas y el bloque de Mercosur necesitará aún unos dos años para cerrar los flecos y ser ratificado por todas las partes, incluidos los Parlamentos nacionales de los Veintiocho. Al calendario habrá que sumar otros ocho años aproximadamente hasta que entre en vigor y se aplique plenamente, según los cálculos del ministro, que subrayó que pasarán «casi diez años» hasta su aplicación, por lo que «tenemos tiempo para adaptarnos».

Planas se refirió también a los instrumentos propios del pacto «que deberían en su caso y día activarse», por ejemplo las cláusulas de salvaguarda si daña algún sector estratégico.