El campo valenciano no tiene «miedos infundados» a las importaciones citrícolas de Sudáfrica y otros países terceros, sino datos oficiales de la Comisión Europea sobre la entrada de plagas y enfermedades que demuestran, sin ningún género de duda, que los controles en los puertos europeos son «insuficientemente rigurosos e ineficaces». Así los reconocen los productores naranjeros tras conocer los planes de la Asociación de Exportadores de Perecederos de Sudáfrica para colocar 9.000 contenedores de naranjas durante la campaña 2019/2020 en el viejo continente, una cantidad que podría entrar en su mayoría a través del Puerto de Vigo, según la consignataria Comarsa. Durante el último lustro los exportadores sudafricanos han utilizado puertos de Holanda, Portugal y Francia -estos últimos países en menor medida- para canalizar sus ventas.

Los temores a una propagación de plagas en la citricultura española aumentan en vísperas de que lleguen las primeras partidas de agrios del citado país del cono sur. Los datos oficiales, según avala la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), concluyen que Sudáfrica se ha caracterizado durante los últimos tiempos por un incumplimiento sistemático de sus obligaciones fitosanitarias.

Casos detectados

Así las cosas, en los últimos cinco años las detecciones de CBS o mancha negra de los cítricos -incluida recientemente por la propia Comisión Europea dentro de la lista de plagas prioritarias- alcanza los 73 casos, mientras que las interceptaciones de Thaumatotibia leucotreta o falsa polilla llega a los 63 casos. Eso supone casi 140 envíos contaminados. Y se han interceptado otras plagas graves como el cancro de los cítricos.

Pese a la ofensiva comercial de los citricultores sudafricanos, que incluso podrían realizar envíos a través del Puerto de Algeciras, «al comercio de España no le parece preocupar la seguridad fitosanitaria y la sanidad vegetal de nuestra agricultura ya que se dedican a otras cosas. Son los agricultores los que acaban pagando la factura del coladero de plagas», lamentó ayer el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado tras conocer los planes de las empresas hortofrutícolas de Sudáfrica a través de las informaciones publicadas por Levante-EMV en estos últimos días.

Aguado lamenta que la Ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, «está muy desacertada cuando afirma que los controles en los puertos europeos son rigurosos porque el número tan elevado de nuevas plagas y enfermedades introducidas en Europa confirma la laxitud de los controles», puntualiza el dirigente de AVA-Asaja. En su opinión, la Unión Europea da la espalda a su sector agrario con la complicidad del Gobierno de España al rechazar las demandas de los agricultores.

Unificación de los puertos

En ese sentido, el sector citrícola español reclama la unificación de los puertos de entrada a la Unión Europea de todos los cargamentos de agrios procedentes de terceros países a fin de lograr la máxima especialización en los controles fitosanitarios, tal como ocurre en Estados Unidos. Allí todos los cítricos importados desembarcan en un único puerto de la costa este y oeste.

También proponen establecer inspecciones de seguridad alimentaria y sanidad vegetal en los países de origen tal como exigen a los productos agrarios españoles en Estados Unidos, Japón y otros mercados. Además, el sector citrícola valenciano propone no permitir a Sudáfrica tener la posibilidad de que sus envíos teóricamente destinados a la fabricación de zumo entren en Europa «con menores cautelas que las exigidas para el producto en fresco».

Tratamiento en frío

Un aspecto clave sería lograr que las autoridades comunitarias elijan el sistema de tratamiento en frío que deben asumir los cargamentos citrícolas procedentes de Sudáfrica y no que lo elija el país de origen o la empresa importadora en cuestión como sucede ahora.

Los acuerdos comerciales que la UE suscribió con Sudáfrica en 1999 y 2016 «están fuera de lugar». Por eso, AVA-Asaja reclama la realización de un estudio de impacto sobre el sector de ambos acuerdos y la realización de otro informe de la repercusión futura que puede tener el incremento exponencial de la producción naranjera en el citado país, ya que entre los años 2012 y 2016 se han plantado 23 millones de árboles en aquel país austral.