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Los bajos tipos frenan en seco la firma de hipotecas a plazo fijo

Los usuarios vuelven de nuevo a los intereses variables para financiar la compra de su vivienda

Información sobre hipotecas en una oficina bancaria en València. miguel ángel montesinos

La expectativa de que los tipos de interés van a seguir muy bajos «durante mucho tiempo», en expresión del director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, está provocando que los usuarios recelen cada vez más de las hipotecas a plazo fijo y vuelvan sus ojos hacia las variables, menos onerosas al tener un interés sustancialmente más bajo. Los últimos datos que maneja la Asociación Hipotecaria Española (AHE), constituida por las principales entidades financieras del país, así lo corroboran. La contratación de hipotecas a tipo variable ha subido desde diciembre de 2018 más de tres puntos y ha pasado de representar el 34,1 % al 37,3 % del total. Paralelamente, las operaciones a tipo fijo a término, es decir, aquellas que mantienen el mismo interés durante toda la vida del préstamo, han bajado del 33,6 % al 30 %. El descenso es mayor si tomamos en consideración enero de 2019, cuando este tipo de hipotecas alcanzó el 34,5 % y casi superó a las a tipo variable, que se situaron en el 34,7 %.

Maudos considera que la menor contratación de hipotecas a tipo fijo tras una etapa de crecimiento explosivo -en 2014 solo representaban el 0,8 % del total frente al 64,5 % de las variables- se debe a la actual política monetaria. «La Reserva Federal de Estados Unidos ha bajado los tipos por primera vez desde 2008 y Trump presiona para que los reduzca aún más, y el Banco Central Europeo ya dejó claro en julio que los tipos seguirán bajos al menos hasta 2020 o todo el tiempo que haga falta hasta tener bien la inflación», afirma. Por tanto, «los tipos van a estar bajos mucho tiempo» y, en consecuencia, los usuarios se inclinan de nuevo por las hipotecas variables, a pesar de las intensas campañas lanzadas por los bancos en los últimos dos años para tratar de convencer a sus clientes de que se decantaran por las hipotecas a tipo fijo con el anzuelo de que era un interés de por vida (del crédito), más elevado, sí, pero a cubierto de eventuales alzas del precio del dinero en el futuro.

No obstante, con el euríbor en terreno negativo -en el menos 0,39 %-, aunque el banco establezca un diferencial del 1 % para mantener un rendimiento mínimo, las hipotecas a tipo variable son mucho más asequibles que las fijas y, como afirma Maudos, la clientela está volviendo a ellas.

Pero hay más argumentos a esta tendencia. Y es que el BCE ha dejado entrever que en breve podría elevar del 0,4 % al 0,5 % el interés que cobra a los bancos por tener depositado su dinero en la entidad monetaria europea. Si la medida se consuma, ese cambio se trasladará al euríbor, la principal referencia hipotecaria, y provocará su bajada. Eso debería implicar un menor coste para las hipotecas a tipo variable.

El también catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València considera que hay «riesgo cierto de la japonización de la economía europea», es decir, un estancamiento casi secular de la economía del país que se traduce, entre otras consecuencias, en tener los tipos de interés prácticamente en el cero por ciento durante más de tres décadas, que es lo que ha sucedido en el caso nipón. En esas circunstancias, los tipos variables se convierten en una bicoca para los clientes. No para los bancos.

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