Los precios de la uva para la elaboración de vinos está por los suelos en el campo, sobre todo la destinada a producir cava. Se encuentra en mínimos históricos que oscilan entre 0,18 y ,25 euros por kilogramo (ni siquiera cubre costes de producción) y esas cotizaciones (un 40 % inferiores a las de la campaña de 2018) provocará la ruina de una comarca con 36.000 hectáreas en producción. Esa debacle de precios, según organizaciones agrarias y cooperativas, tiene que ver con la «especulación de grandes fondos de inversión» que han tomado el control de los dos principales clientes del sector, aseguraron ayer en referencia a Carlyle-Codorniu- y Henkell-Freixenet. Y es que, las firmas catalanas ahora en manos extranjeras acaparan gran parte de la producción vitivinícola de España.

Por eso, unos 200 tractores y algo más de un millar de personas vinculadas directa o indirectamente al sector vitivinícola valenciano salieron a las calles de Requena para reclamar unos precios «dignos» de la uva destinada a la elaboración tanto de vinos como de cavas. Hacía mucho tiempo que una movilización del campo no unían a Coag, AVA-Asaja, Unió de Llauradors y Cooperatives Agro-alimentàries, quienes sumaron fuerzas a la hora de convocar esta masiva manifestación.

Los productores valencianos prevén sufrir unas pérdidas económicas superiores a los 28 millones de euros, de los cuales cerca de 7,5 millones corresponden al sector del cava de Requena. La manifestación coincidió con los paros convocados en otras regiones productoras vitivinícolas de Cataluña y Extremadura.

Solicitud a Competencia

Los viticultores valencianos reclaman a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), órgano dependiente del Ministerio de Agricultura, y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a que ponga en marcha una campaña especial de investigación sobre las grandes bodegas a fin de sancionar posibles acuerdos de precios. Además, exigen el cumplimiento estricto de la ley de mejora del funcionamiento de la cadena alimentaria, agilizar los protocolos de exportación a nuevos mercados, mejorar el control de entradas de plagas y enfermedades de las plantas de vivero, así como poner en valor de la singularidad de la DO Utiel-Requena, la DO Alicante y DO València.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Cava en España, con sede en Vilafranca del Penedés (Tarragona) y del que forman parte grandes firmas como Freixenet, Codorníu y Juvé & Camps, entre otras, está controlado por viticultores y bodegueros catalanes. La DO Requena aglutina siete bodegas a través de la Asociación de Elaboradores de Cava: Coviñas, Chozas Carrascal, Dominio de la Vega, Hispano-Suizas, Pago de Tharsys, Torre Oria, Unión Vinícola del Este. Vegalfaro abandonó la asociación a principios de este año.

El presidente de Promoción Agroalimentaria de Calidad de la Comunitat Valenciana (Proava), Félix Cuartero, defiende la necesidad de adoptar medidas dirigidas a sacar a los viticultores de una grave y prolongada crisis de rentabilidad que está provocando una falta de relevo generacional y el abandono de campos.