La ralentización de la economía valenciana será «más acusada» en el segundo semestre de este 2019 después de que ya en los seis primeros meses del ejercicio se consolidara la desaceleración percibida a nivel global desde finales de 2018. Es el augurio de la patronal autonómica CEV y está en sintonía con lo que está sucediendo en el mundo e incluso con lo que afirman los propios políticos que no han logrado formar Gobierno en España: se avecina una recesión, aunque se desconoce su calado real.

La repetición electoral en el país, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el brexit («sea cual sea su resultado»), la «contracción de la economía alemana» y la «desaceleración del comercio mundial» y de las principales economías de la UE, sin olvidar las tensiones sobre el petróleo, son las amenazas que se ciernen sobre la Comunitat Valenciana en el segundo tramo del año y no auguran nada bueno, entre otros motivos por la caída en la demanda externa, es decir menos exportaciones.

Debilidad

Según la organización presidida por Salvador Navarro, la economía valenciana, al igual que la del conjunto de España, «continuará avanzando, aunque a tasas más débiles». Dentro de la demanda interna, «su principal componente -el consumo de los hogares- seguirá moderando su avance. El entorno interno y externo adverso y la falta de expectativas lastrarán las inversiones empresariales». Así las cosas, la economía valenciana podría alcanzar en el conjunto del año un alza del PIB del 2 %, contando con que hasta junio ha crecido en torno al 0,5 % cada trimestre, aunque a partir de julio los avances serán inferiores a ese porcentaje, según la patronal. Será una subida en línea con la que experimente España y superior a la de las principales economías de la UE.

La marcha de los distintos sectores será dispar. La CEV destaca «los crecimientos en la construcción y, a mayor distancia, en servicios». La industria mantendrá avances positivos pero no tanto como los de la economía en su conjunto, y la actividad primaria, sacudida por los efectos aún no cuantificados de la gota fría, «empeorará su ya de por sí situación crítica». La patronal concluye que el crecimiento esperado en la segunda parte de 2019 «es compatible con la generación de empleo neto y la reducción del paro, aunque a tasas más reducidas que las registradas en los últimos trimestres».

Primer semestre

Antes de los pronósticos poco halagüeños, la patronal valenciana trazó ayer en su último informe de coyuntura un balance del primer semestre, donde ya se anticipan los males por venir. Así, asegura que la economía autonómica presentó hasta junio «unos registros que convergieron en avances agregados positivos, pero que consolidan la desaceleración tanto en los niveles de actividad como en el empleo». Por el lado de la demanda, el consumo de los hogares «mantuvo cierto vigor, pero las inversiones desaceleraron notablemente el dinamismo mostrado en trimestres anteriores». El sector público, por su lado, generó empleo y licitó edificios. Desde el exterior, crecieron los ingresos por turismo pero las exportaciones «atenuaron su ritmo de crecimiento».

Por el lado de la oferta, la agricultura sigue sumida en su crisis «estructural» y «la construcción continúa siendo el sector con mayor crecimiento». La industria «muestra un comportamiento de clara ralentización», mientras que los servicios «avanzan a tasas superiores a los de la economía valenciana en su conjunto». «Salvo el comercio al por menor, el resto de las ramas muestra un comportamiento muy dinámico», incluida la hostelería, concluye.