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La desaceleración no alcanza al consumo de loterías en la C. Valenciana

El gasto en la autonomía en juegos de azar promovidos por la estatal Selae crece casi un 1 % en 2018 y la previsión es similar para este 2019

La desaceleración no alcanza al consumo de loterías en la C. Valenciana

Los signos de que la desaceleración económica es cada vez más profunda, aunque se mantiene el consenso casi general de que la bajada del crecimiento mundial, europeo y español no va a acabar en una inmediata crisis, se acrecientan conforme pasan las semanas. Sin embargo, ese no es el caso de las administraciones de loterías de la Comunitat Valenciana, que el año pasado experimentaron un incremento de sus ventas de casi un 1 % -en concreto, del 0,86 %- y que prevén seguir instalados en la misma dinámica cuando termine este 2019, según afirmó a este diario el valenciano Josep Manel Iborra, presidente de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías (Anapal), que el próximo sábado celebra en València una convención bajo el nombre de «Diálogos 4.0: De lotero a lotero».

Los valencianos gastaron el año pasado en los productos que ofrece Loterías y Apuestas del Estado (Selae) un total de 1.059 millones de euros, con lo que se situaron en el cuarto lugar del escalafón nacional, tras andaluces, catalanes y madrileños, con un 13 % del total. Dentro de la autonomía, la provincia de València fue la que acaparó la mayor cantidad con 550,6 millones vendidos y un aumento del 1,04 % respecto a 2017. Le siguió Alicante, con 397,6 millones y solo un 0,22 % de incremento. En último lugar aparece Castelló, con 111,4 millones y una subida del 2,3 %, según las cifras de la Selae facilitadas por Anapal.

Iborra explica que el sector al que representa suele reaccionar de forma distinta a otras actividades ante el ciclo económico. En este sentido, precisó que «somos los últimos en caer durante una crisis, como sucedió en la última, porque la gente sigue probando en los primeros tiempos de la etapa de dificultades. Luego el consumo cae y no vuelve a subir hasta que el consumidor se recupera». A modo de ejemplo, recuerda que en 2012, en lo peor de la Gran Recesión, «nos mantuvimos gracias a la Lotería de Navidad, pero en cuanto entramos en 2013, El Niño tuvo una caída brutal». La incógnita es qué sucederá dentro de tres meses, con el cambio de año: «Ya veremos. De momento, la cosa va bien», afirma Iborra.

Anapal carece de datos al respecto en la Comunitat Valenciana, pero en el conjunto de España este sector da empleo a 12.000 personas repartidas en 4.100 administraciones que facturan 9.000 millones de euros anuales. El cambio legal aprobado en 2012 supuso que estos establecimientos, hasta entonces concesiones administrativas del Estado, pasaran a regirse por el régimen mercantil, lo que implicaba que podían venderse libremente. Desde aquel momento, según Iborra, cerca del 35 % de locales ha cambiado de propietario. 628 de ellos lo hicieron en 2018.

¿Quién está comprando?. El presidente de Anapal sitúa en primer lugar a personas que van al paro, lo capitalizan y lo reinvierten en uno de estos establecimientos. Otros, más minoritarios, realizan este tipo de operaciones como una forma de diversificar en sus negocios buscando alternativas. Por último están los casos de vocación, como el de dos miembros de la directiva de Anapal, ambos universitarios, a los que les encanta este tipo de juegos y siempre soñaron con regentar un local. Entre los vendedores, el caso más común es el de los que se jubilan, pero también el de aquellos que «no ganan lo suficiente», que constituyen un número creciente y muestran, según Iborra, «que el negocio no está bien». El dirigente de Anapal recuerda que en València hay locales que se han vendido ya dos veces. También, que no se cierran establecimientos, porque siempre hay alguien dispuesto a comprar una administración, aunque luego se arrepienta.

Iborra afirma que más o menos la mitad de las administraciones de lotería -en España hay otros 7.000 puntos de venta, ubicados en quioscos y bares- padece serios problemas de supervivencia. Hay un 25 % del total, o sea unos mil locales, cuyas comisiones brutas no superan los 40.000 euros al año. Son sus ingresos y, descontando gastos como el alquiler, la Seguridad Social, la luz o los programas informáticos, sitúan el negocio «en el límite de la sostenibilidad». Aguantan porque no tienen otra opción». O acaban vendiendo. Hay otro 20 % «que llegan muy justos». Del otro 55 %, solo una parte muy reducida, integrada por administraciones de éxito como Doña Manolita o la Bruixa d'Or, tienen «altas ventas y comisiones». Los demás componen el grupo de locales «estables».

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