El decrecimiento vendrá sí o sí por el agotamiento de los combustibles fósiles. Por tanto, la mejor solución es planificarlo, asumirlo y aplicarlo "de forma ordenada", antes de que venga "de modo abrupto" y de manos de alguna tiranía . Esta es la principal conclusión de la jornada que la fundación Novaterra ha llevado a cabo esta mañana con la participación del síndic de Comptes, Vicent Cucarella, y el educador y ecologista Vicent Roig, moderada por la periodista de Levante-EMV, Laura Sena, delegada de la edición de l'Horta. La mesa redonda se ha celebrado en la sede del sindicato Comisiones Obreras, con la asistencia de más de un centenar de personas.

Con el título de "Decreixement i Recolzament Mutu", la jornada ha arrancado con unas palabras de la presidenta de Novaterra, Wilma Monsma, quien ha reconocido que, hoy por hoy, el decrecimiento es "una propuesta de solución que no tiene muy buena acogida y que pocos se atreven a plantear" pero "como en otras ocasiones", la organización "pone el foco en algo que escuece, que no es fácil de abordar pero que, si sinceramente preocupa la sostenibilidad, empieza a resultar ineludible".

Frente a la tendencia de los principales expertos que recomiendan aumentar un tres por ciento anualmente, Cucarella ha defendido que no es posible crecer de forma ilimitada porque, en poco tiempo, se producirá el colapso. De hecho, con los datos en la mano, el economista ha explicado que lo que la sociedad globalmente ya consume en un año, en materia de recursos y energía, a la tierra le cuesta 1,7 años en recuperarlo.

Esta huella ecológica es desigual en los distintos países, ya que mientras Luxemburgo está en un 7,5 o España está en un 2,4, países como Haití están en un 0,4. "Esto es una injusticia porque algunos están gastando a costa de quitarles a otros, que muchas veces son los países que en origen tenían las materias primas y fuentes de energía", ha criticado.

Las solución no pasa solo por usar energías renovables porque "tienen sus limitaciones y condicionantes" y además su uso se ha superpuesto a las que ya se utilizaban convencionalmente, no se han sustituido unas por otras. Por tanto, la solución real es el decrecimiento en términos globales, que habrá de ser mayor en las sociedades "que ya lo tienen todo" frente a los países menos desarrollados, que sí necesitarán crecer para proporcionar los servicios básicos de educación, sanidad o infraestructuras.

En definitiva, Cucarella ha apostado por pasar de la economía del consumo a la economía de la suficiencia, consumir solo lo que es necesario y no tomarlo como una renuncia. De forma paralela, el síndic ha apostado por las redes de apoyo mutuo que ya existen en el ámbito vecinal, ciudadano o agrícola, basadas en la ayuda "a cambio de nada", solo de devolver el favor cuando lo necesite la otra persona.

Por su parte, Vicent Roig ha comparado el sistema establecido por la humanidad con el de la naturaleza, donde todo se reutiliza y se retorna. Y ha defendido que, frente a la situación actual al borde del colapso energético "que ya se está poniendo de manifiesto en algunos países", está la alternativa de no hacer caso pero también la de adoptar "una posición activa para favorecer el cambio de modelo".

"El riesgo de colapso cada vez es más grande y la exclusión social cada vez es mayor. Hemos de ser conscientes de que no podemos tener todos de todo pero sí comprometernos a que las necesidades básicas de todos estén cubiertas", ha afirmado para añadir que adoptar este posicionamiento implica "muchas renuncias y decir que no a muchas cosas".

Entre los ejemplos de cambios de pautas en el día a día, ha animado a consumir productos locales y artículos de segunda mano, a no tirar comida y comer de todo pero de temporada y "dejar las adicciones como la del móvil, que nos hacen vivir en un tiempo alternativo y no en el real".

También Roig ha sido muy crítico con la actual clase política porque "nadie se moja y apuesta por la transición económica y ecológica que necesitamos". Pero, ¿qué pasará si no llegamos a tener recursos suficientes para la sanidad? ¿y si el avance del cambio climático provoca una avalancha de personas de otros países que ya no pueden cultivar sus productos?", ha planteado.

Como en el caso de Cucarella, ha confiado a las numerosas redes de trabajo colectivo el poder para desarrollar acciones conjuntas, conciencias, tratar de influir. "No pensemos que a nosotros no nos va a tocar porque estamos en el mismo planeta", ha concluido.

El debate del público

En el turno de preguntas y reflexiones, el público se ha pronunciado sobre la diferencia de consumo entre los países, las medidas para reducir los vuelos o los cruceros, el temor a que el capitalismo se apropie de la sostenibilidad, el papel que desempeñan en el modelo de crecimiento las sociedades financieras, cómo combatir la obsolescencia programada, la reducción del consumo de carne, la necesidad de trabajar las emociones en este proceso, cómo afectan al proceso los avances tecnológicos o donde comprar determinados productos de primera necesidad sin envolturas de plástico. También se ha planteado cómo se puede organizar la sociedad que trabaja en pequeños grupos, si cabe frenar el crecimiento poblacional o la necesidad de actuar de forma transversal en las instituciones.