José Vicente González hizo ayer oficial que no se presentará a la reelección como presidente de Feria València, cuyo patronato debe renovar dicho cargo en su reunión de diciembre. En una comida con los medios de comunicación convocada a propósito para formalizar el anuncio, desveló algunos detalles de la preocupante situación en que estaba la entidad cuando se hizo cargo de ella en octubre de 2013, pero no recogió ninguno de los guantes sobre las dudas que se ciernen sobre la institución en la actualidad por las discrepancias en la Generalitat sobre la asunción de su multimillonaria deuda y su futuro modelo. Tampoco se prodigó sobre quien se presume que será su relevo, el presidente de la patronal del metal Femeval, Vicente Lafuente. «No voy a darle consejos a mi sucesor, aunque es inteligente, trabajador y no tengo duda de que es sensato y tomará decisiones responsables y correctas».

González, que dijo que hasta ayer las administraciones no supieron su decisión, confesó que llegó al cargo de «carambola» porque, como vicepresidente, le correspondía suceder a Alberto Catalá cuando este «me dijo que se iba. Traté de convencerlo de que se quedara», pero no fue posible. Así que accedió al cargo «con la idea de convocar elecciones» de inmediato. Sin embargo, en aquel 2013, la Feria facturó 14 millones y tuvo unas pérdidas de 9,3 millones, «pensé que no duraba y que esto se caía a pedazos. No podíamos perder la Feria como había sucedido con Bancaja o la CAM», Junto a la plantilla liderada por el director general, Enrique Soto, se puso manos a la obra para tratar de salvar el gol de partido. Tras cinco años, como destacó ayer, la institución cerró 2018 con unos beneficios de 2,9 millones y una facturación de 24 millones. Además, el certamen del Hábitat, otrora emblemático y que llegó a estar «muerto», ha retornado a los «números previos a la crisis» y eventos como Fimi y Textilhogar vuelven a celebrarse en València tras su exilio a Madrid. Todo ello en un contexto de enorme trabajo extra por las investigaciones de la Intervención de la Generalitat, la fiscalía y las Corts sobre la gestión de su antecesor y el coste de las obras de ampliación, que se cerraron «sin nada».

Así las cosas, cree que «es un buen momento para mi relevo. No estoy cansado, pero hay que saber irse». Preguntado sobre si le habría gustado seguir si se lo hubiera pedido la Generalitat -la Conselleria de Economía ha movido los hilos para que no continuara- dijo que «no lo sé, aunque no me veía aquí con 77 años». Ahora tiene 73.

Hoja de ruta

Respecto al futuro, González mantuvo su línea habitual de no desvelar el trasfondo de negociaciones. Aseguró que hay una «hoja de ruta donde se dice lo que hay que hacer» pactada por todas las partes y ratificada por las Corts. «Supongo que se seguirá ese camino» como «hemos hecho desde Feria». Inquirido por las discrepancias sobre la asunción de la multimillonaria deuda en la conselleria de Hacienda y sobre el modelo futuro ferial entre esta y Economía, González se salió por la tangente y dijo que al final habrá un acuerdo de Generalitat. No obstante, admitió que poner en práctica la citada hoja de ruta es «complicado, porque hay que tener voluntad para aplicar la letra pequeña». Y añadió que, aunque espera que «lleguen a un acuerdo», recordó que «ese marrón le cae al siguiente».

Sí se mostró convencido de que habrá pacto con los bonistas -titulares de 227 millones de deuda que exigen garantías para que la emisión que suscribieron pase de la Feria a la Generalitat- aunque afirmó desconocer cuándo.