A pesar de la creencia extendida en la sociedad, no es necesario disponer de una gran fortuna para saber gestionar correctamente un patrimonio. El patrimonio de cualquier persona lo forman sus bienes y derechos, pero también sus deudas. Es, por lo tanto, muy importante conocer algunos principios básicos de gestión para evitar errores y ahorrar disgustos.

Saber gestionar un patrimonio personal interesa a cualquier persona, más allá del capital que disponga (aunque, como es evidente, cuanto más mayor sea éste, mayor ayuda profesional requerirá). Hacienda, los cambios legislativos, las comisiones bancarias y el efecto de la inflación pueden hacer menguar grandes patrimonios, por lo que es muy importante prestarles la atención suficiente.

Recientemente se celebró el Día de la Educación Financiera, el pasado 1 de octubre. En España, sin embargo, existe poca o mala educación financiera, lo que ha derivado en un gran desconocimiento del público general. No obstante, según una Encuesta de Competencias Financieras -elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)-, el 75,5% de los españoles reconoce que necesita mejorar sus conocimientos financieros y España sigue por debajo de la media de los países de la OCDE en cuanto a conocimientos financieros.

Las finanzas no se enseñan en los colegios ni en los institutos y la preocupación por estos asuntos tan solo se produce en épocas de recesión o por intereses puntuales (como una hipoteca).

Precisamente, el World Econocmic Outlook (WEO) del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2019, redactado por la directora del Departamento de Estudios Económicos, Gita Gopinath, predice una caída del crecimiento en los próximos años y que afectará al 70% de la economía mundial. Así pues, este prevé otra Gran Recesión a escala mundial en 2021.

Esta caída del crecimiento mundial se antoja, si cabe, más fuerte en los países avanzados. En el caso español, el crecimiento económico descendería desde el 2,5% en 2019, al 2,1% en 2020 y al 1,9% en 2021.

Con tal de estimular la economía mundial, los bancos están reduciendo los tipos de interés, aunque no se presenta una solución suficientemente efectiva como para frenar la recesión, que los expertos no marcan en una magnitud tan grande como la del 2008.

Sin embargo, en todas las crisis han salido ganadores. Y es que, los momentos de recesión se entienden como buenos para planificar nuevas inversiones.

Los expertos apuntan que una buena opción es compañías sólidas que puedan seguir creciendo y realizar inversiones de corta duración (por lo que pueda suceder), con tal de proteger su capital e inversiones.

El activo refugio por excelencia es el oro, que ya funcionó muy bien en la última recesión (subió un 25%), aunque también hay otros inversores que apuestan por los fondos cotizados de baja volatilidad (que invierten en valores que tienen movimientos bajos en el mercado) y las materias primas industriales (ya que sus precios tardan en reaccionar frente a las acciones del mercado).

La inversión: clave en la generación de riqueza

El tiempo es un factor que tiene una influencia muy significativa a la hora de invertir dinero. La planificación y los objetivos que deben definir una persona que vaya a invertir son muy diferentes en una inversión de un año respecto a otra de diez. Por lo tanto, es recomendable tener una cesta de inversiones a distintos periodos temporales, ya que no son excluyentes.

Al respecto de esto, Carlos Tusquets, presidente de Mediolanum, indica la conveniencia de acometer tres tipos de inversiones a través de fondos de inversión: a corto (un año), medio (entre tres y cinco años) y largo plazo (diez años o más). Esto se debe a razones de fiscalidad, liquidez y diversificación.

Las inversiones a corto plazo tienen unas razones más especulativas o de refugio transitorio, mientras que las de medio plazo pretenden completar un ahorro para un fin concreto y, por su parte, las de largo plazo buscan constituir un patrimonio y planificar un futuro.

Las inversiones, además, se deben adaptar al capital disponible. Es necesario llevar a cabo una gestión activa y flexible para aprovechar las oportunidades y eludir los riesgos que presentan los mercados. Para ello, se recomienda tener una visión cortoplacista y diversificar los ahorros.

Sobre la forma de gestionar una buena inversión, Benjamin Graham, maestro de Warren Buffett, recomienda tener entre un 25% y un 75% de nuestra cartera en una renta fija (este porcentaje varía según los niveles de riesgo que tolera cada persona y las condiciones del mercado).

Es importante, además, diversifica los activos invertidos en función de los propios activos, el sector de estos y la localización geográfica, con tal de reducir el riesgo todo lo posible. El inversor medio cree, en muchas ocasiones, que su cartera está correctamente diversificada, mientras que las correlaciones entre los activos que la componen y el riesgo total de la cartera dicen lo contrario.

Para ayudar a los futuros inversores en esta ardua tarea, existen herramientas como el robo advisor, un programa informático que actúa como asesor financiero y marca el perfil de riesgo de cada usuario, determinando dónde invertir y qué porcentaje dedicar a cada categoría de fondos. Todo ello, respaldado por gestores profesionales, con unos costes de asesoramiento y de comisiones mucho más bajos.

A continuación, exponemos un ejemplo de una inversión de 6.000 euros para mostrar de forma más clara cómo debería ser una gestión correcta de una inversión:

- 20% (1.200 euros) en fondos de renta variable nacional.

- 40% (2.400 euros) en fondos de renta variable europea.

- 25% (1.500 euros) en fondos de renta fija global de corto plazo.

- 15% (900 euros) en un fondo de renta fija mixta.

Los fondos de inversión son el producto ideal para llevar a cabo esta gestión, por su total liquidez y la ventaja de la exención de tributación por el traspaso entre fondos.

Consejos a tener en cuenta para invertir

Cualquier persona que quiera mejorar sus finanzas y su vida a través de la inversión en activos debe tener en cuenta las siguientes ideas, que pueden ser fundamentales para cambiar su perspectiva:

- Arriesgarse más. Es importante dejar de preocuparse por fracasar o cometer errores y salir de la zona de confort. En el caso de los jóvenes, es el momento idóneo para asumir riesgos y aprender lecciones que les inspiren en el resto de su vida.

- Invertir más en uno mismo. El beneficio económico se prolonga durante más tiempo donde se está aprendiendo o creciendo personalmente: a más inversión, mayor valor tiene el activo. Es decir, se debe tratar de aprender habilidades antes de necesitarlas.

- Cultivar la inteligencia y la astucia en torno al dinero. Una de las razones por las que las personas afrontan problemas financieros es porque toman decisiones con poca o ninguna base de información, o porque no toman decisiones. La parálisis financiera es real y más común de lo que parece.

- Desarrollar el hábito de ahorrar e invertir. Esta práctica (más allá de la cantidad) ayudará a desarrollar la memoria muscular de ahorrar e invertir, lo que permitirá moverse respecto a las finanzas personales con naturalidad.

- Comprar, invertir y crear valor. La riqueza real se genera con la posesión de activos. Se pueden crear activos de muchas formas: iniciando una empresa, escribiendo una canción, produciendo una película, inventando un producto€ Si se trabaja de forma asalariada, por contra, solo hay que desviar una parte de esos ingresos para comprar activos.

Establecer el hábito de generar o adquirir estos activos permite establecer nuevas rutas de ingresos y de beneficios futuros.

"Quien algo quiere, algo le cuesta". En cualquier inversión financiera, la rentabilidad futura no está asegurada: los rendimientos pueden producirse o no, incluso implicar pérdidas. El riesgo está en la incertidumbre.

Comprender la relación entre el riesgo y la rentabilidad, así como encontrar el equilibrio, es clave en la construcción de una filosofía de inversión. El riesgo es inherente, ya que todas las inversiones conllevan un grado de este: cuando mayor es el riesgo, mayor es el rendimiento potencial y menos probable es lograr el mayor rendimiento. El objetivo de cualquier inversor, por lo tanto, debe ser controlar el riesgo de la cartera, combinando adecuadamente los productos y los elementos de inversión, es decir, diversificando.

Ahorrar es una opción para cuidar el dinero, pero invertir sirve, además, para planificar objetivos a medio y largo plazo. Es importante establecer un plan de inversión, con un objetivo en mente, y mantenerse fijo en el tiempo, con disciplina y una buena estrategia de inversión.

La ruta la determinarán la cantidad que se decida invertir y cómo se invierte la misma, es decir, la distribución de la cartera de activos. Llegados a este punto, es mejor trabajar en una asignación óptima y mantenerse en ella todo el tiempo posible, ya que son muy pocos los inversores que aciertan a la hora de sincronizar su cartera con cada movimiento del mercado.

Diversificar la inversión, cómo ya hemos dicho, puede ayudar a minimizar riesgos, a la vez que maximiza el rendimiento. Además, las tecnologías sirven también para simplificar el proceso y facilitar un seguimiento pormenorizado de las inversiones.

Por otro lado, buscar a un gestor de fondos compensará a muy pocos, puesto que las comisiones que se pagan por una gestión activa supera, en la mayoría de casos, la rentabilidad que se obtiene, según el prestigioso asesor Marín Huete. Lo más eficiente, por lo tanto, es invertir en una cartera global de gestión pasiva.

Es también muy importante evitar el descontrol de los gastos. Para saber qué podemos ahorrar e invertir, es recomendable aplicar la teoría del "presupuesto 50/30/20". Esta afirma que cada ciudadano debe destinar el 50% de sus ingresos a los gastos de primera necesidad, otro 30% a los artículos de entretenimiento o no esenciales y, el 20% restante, para ahorrar y cumplir los objetivos a corto y largo plazo. Esta fórmula obliga a dedicar una parte fija de los ingresos a los ahorros, aunque esta puede variar en función de los objetivos de cada persona.

Por último, es igual de importante tener unos conocimientos básicos sobre cómo y en qué invertir. Buscar información y alcanzar estos conceptos básicos es vital para disponer de una base sólida que le permita empezar a invertir con mayor seguridad y saber gestionar su patrimonio. Además de ello, es igual de recomendable acudir a expertos del sector para que le guíen en su camino como inversor.

Al respecto de esto, Fondos.com se ha establecido como un servicio de asesoramiento, independiente de los bancos, experto, honesto, transparente y totalmente digital. Su método para optar por la mejor elección para invertir se basa en analizar el perfil de cada usuario como inversor. "Somos expertos y te vamos a garantizar que tomes la mejor decisión posible a la hora de invertir en fondos", asegura el CEO de la entidad, Juan Puente.

Dónde invertir tu dinero: opciones en 2020

Empezar a invertir puede llegar a ser una odisea. Para saber cuáles serían las mejores opciones dónde invertir los ahorros, es necesario conocer cuál es el perfil de riesgo de cada usuario. En este punto, es necesario considerar que el riesgo es inevitable y que está siempre presente.

Para empezar, se debe distinguir entre tres tipos de perfiles de inversor:

- El inversor conservador, que utiliza una estrategia defensiva para preservar el capital. Lo más recomendable para este inversor son los productos de renta fija, como los fondos de inversión New Capital Global Value Credit Founf (que tiene un rendimiento anualizado de 4,91% en los últimos 3 años) y PICMO GIS Euro Income Bond Fund (cuyo rendimiento triennal ha sido de 3,73%).

- El inversor moderado, cuya estrategia está compensada entre el riesgo y el beneficio, sin priorizad a ninguno. Lo recomendable para este tipo de inversor es el equilibrio entre productos de renta fija y variable, como los fondos de inversión Legg Mason QS Investors Multi Asset Euro Conservative Fund (con un rendimiento anualizado de 7,75%) y AB All Market Income Portfolio B2X (con un rendimiento de 5,07%).

- El inversor dinámico, que prima la rentabilidad del riesgo y al que se le recomienda apostar por productos de renta variable, mercados emergentes, sectores y empresas de alto crecimiento, como los fondos de inversión JP Morgan US Tecnology Fund C (con un rendimiento triennal de 31,37%) e Investec All China Equity Fund (cuyo rendimiento es del 22,70%).

Los tres perfiles se pueden combinar en una cesta global, para conseguir mayores beneficios a la par que se controla el riesgo.

Además, otra de las cosas que debemos conocer si invertimos por primera vez, es que existen diferentes tipos de activos.

Los tipos de activos más comunes son:

- Las acciones, que tienen un valor futuro potencial ilimitado. Esto les otorga mayor riesgo y potencial.

- Los bonos del tesoro, que son pagarés del tesoro público o de empresas, cuyo rendimiento sí que está limitado (ingreso fijo).

- El efectivo y los activos equivalentes, que son inversiones a corto plazo, de muy bajo riesgo y altamente líquidos.

Los fondos de inversión también son una buena opción ya que seleccionan un grupo de acciones o bonos para administrarlos en beneficio de sus accionistas. Estos permiten invertir en amplias franjas de clases de activos y se diferencian entre los fondos mutuos y los cotizados en bolsa.

Por último, el mercado inmobiliario también es un sector en el cual podemos encontrar opciones de inversión. Concretamente, las SOCIMI son la clara representación de un acercamiento de este mercado a los pequeños inversores.