El tamaño empresarial es una de las asignaturas pendientes de las firmas familiares, sobre todo en la Comunitat Valenciana, donde tan sólo hay veinte sociedades con una facturación superior a los 300 millones de euros, frente a las cuarenta ubicadas en el País Vasco o las cien implantadas en Cataluña. En Madrid existen 340 mercantiles de esta naturaleza. Por eso la Cátedra de Empresa Familiar de la Universitat de València (CEFUV), sostiene que este tejido productivo debe abordar el desafío del crecimiento. Y en eso andan los máximos ejecutivos de dos compañías que quieren ser aún más grandes: las gobernadas por Joaquín Ballester Martinavarro, presidente de Grupo Alimentario Citrus (GAC) y Myriam Gimeno, consejera delegada de Grupo Gimeno.

El dirigente de la multinacional que inventó las ensaladas preparadas de Mercadona -con unas ventas de 308 millones de euros, 2.500 trabajadores y seis fábricas (en España, Alemania, Suiza e Italia)- reconoció ayer sin ambajes que el oficio de empresario es «arriesgado», debe enfrentarse al reto del crecimiento y dotar al negocio de «todos los recursos necesarios, incluidos los socios y el capital externo. Abrir el capital y salir a Bolsa», agregó. Lo dijo en el encuentro Las empresas familiares ante el desafío del crecimiento, organizado por la CEFUV y, por cierto, en presencia del presidente de Mercadona, Juan Roig, uno de los cien directivos y empresarios que acudieron al citado evento promovido también por AVE, Edem, Ivefa y el Instituto de Empresa Familiar. El propietario de Grupo Alimentario Citrus contó que no tiene miedo al exterior.

Firmes defensores del crecimiento orgánico, aunque también a través de la adquisición de otras compañías, tanto GAC como la centenaria Grupo Gimeno defendieron la necesidad de ganar dimensión porque así también generan más empleo, mejores retribuciones a los trabajadores o invierten más en I+D+i. En lo de abrir el capital y dar entrada a socios externos asintió, Myriam Gimeno, máxima ejecutiva del imperio familiar con casi 150 años de trayectoria empresarial, ahora en manos de la tercera generación de la que forman parte siete primos. Y parte de la cuarta, donde ya hay 14 sobrinos. La responsable de la firma con cuartel general en Castelló apuntó que la «estabilidad accionarial, con socios adecuados y un equipo profesional son claves en la estrategias de inversión y desinversión». Esta corporación ya consigue 330 millones de euros de facturación, tiene 4.600 empleados y una treintena de sociedades implantadas en la gestión del ciclo integral del agua, gestión de residuos, seguridad, limpieza, construcción, ocios, hoteles y soluciones tecnológicas, entre otras actividades. Reconoce que «sin consenso familiar» tampoco se puede actuar y tomar grandes decisiones.

«Yo no pararía de crecer. Que siga la fiesta...». Así se expresó el presidente de GAC al analizar su estrategia fuera de España, donde ya factura casi un tercio de su negocio y emplea a 500 trabajadores. Exporta a treinta países. Sea como fuere, la C. Valenciana aún tiene mucho camino por andar. Las microempresas representan un 66,1% del total de las firmas y solo un 1,5 % de las compañías alcanza la dimensión de una gran mercantil. Lo recuerda la Cátedra de Empresa Familiar de la UV.