Julián, de 25 años, trabajó hace unos años como animador sociocultural, pero desde hace cuatro tiene que alternar dos empleos en dos compañías de un sector dedicado a las actividades de servicio al público, según cuenta su madre, Isabel, porque él está trabajando. Ambos son puestos a media jornada, lo que le supone unos 400 euros al mes. «Y si quiere llegar hasta los 1.200 euros, tiene que hacer horas extras», asegura la madre, quien se lamenta que Julián, que estudió el Bachillerato de Bellas Artes, al igual que sus compañeros de trabajo, «tienen que aceptar un empleo de 400 euros mensuales. Porque uno de los miedos de Julián y sus amigos es que un día no les llamen más».

Él está estudiando ahora otras cosas para buscarse más opciones de empleo. Y, además, acaba de tomar la decisión de independizarse. Se ha ido a vivir con su novia porque ella sí tiene un trabajo estable y él ha podido ahorrar algo al vivir con la familia. «Pero todavía le tenemos que ayudar para gasolina o para comprar algún electrodoméstico», dice Isabel. El viaje más largo que han hecho ha sido a Granada o Almería. Ahora Julián se plantea estudiar unas oposiciones para salir de esta situación.