Luego de la depresión económica iniciada en 2008, resultado de la crisis mundial, se generaron diversos cambios en la sociedad española, especialmente en lo relativo a los hábitos de consumo y endeudamiento. Comprender esta dinámica de la deuda, en nos permite entender en gran medida hasta qué punto ya hemos superado la recesión económica.

Según la plataforma Resuelve tu Deuda, en nuestro país las principales modalidades de financiación elegidas, sin contar las hipotecas, son los préstamos personales, seguido de las tarjetas de crédito y, en tercer lugar, créditos con tiendas. Similarmente, en países europeos como Francia, Italia y Alemania también se ubican los préstamos personales en primer lugar, mientras que en los anglosajones (Estados Unidos y Reino Unido) se opta principalmente por tarjetas de crédito.

Los principales motivos para los cuales los hogares solicitan financiación son la compra de coches, reformas del hogar y reunificación de deudas. Por edades, la mayoría de personas que solicitan préstamos se ubican en la franja de entre 35 y 54 años.

Sin embargo, los créditos al consumo cuentan con los intereses más elevados del mercado. Podría ser el caso que las entidades estuvieran buscando rentabilidades mayores a costa de incurrir en mayores riesgos, motivo por el cual en 2018 el Banco de España ha alertado sobre este tipo de deuda y recomienda vigilar su evolución y morosidad.

Ante situaciones de sobreendeudamiento, son cientos los hogares que han optado por la reparación de crédito para solventar esta problemática. La misma consiste en la estructuración de un plan de pagos personalizado, en el cual se negocian todas las deudas ingresadas, con el mayor descuento posible.

La importancia de la educación financiera

En lo relativo a la deuda privada, suele existir un trasfondo de desinformación y falta de educación financiera, tanto en España como a nivel global. Aproximadamente la mitad de los hogares no cuentan con un presupuesto o información suficiente de cómo se gasta el dinero. Al solicitar un crédito, es imprescindible comprender los plazos y tasas de interés, así como la solvencia o falta de la misma para hacer frente a tal obligación.

Desarrollar buenos hábitos financieros como son el ahorro, la presupuestación y el endeudamiento responsable, son entonces el mejor modo de prepararnos para futuros imprevistos, crisis y, sobre todo, para no repetir errores del pasado.